Notable lo de Universidad Católica y Coquimbo Unido. Los dos representantes locales dieron un paso gigante a las semifinales de la Copa Sudamericana, pero tendrán que abrochar en casa ante Vélez Sarsfield y Junior de Barranquilla.
Siempre será complicado ganar de visita, en especial para los equipos chilenos. La Covid-19 vació los estadios, pero equilibró la cancha. Jugar sin público modifica el escenario, pero para los dos cuadros. No creo que la UC perdiera con River Plate uruguayo en casa si San Carlos estaba repleto. La hinchada y cercanía del campo hubieran remecido a los futbolistas. Lo mismo para Liniers, donde Vélez recibió las estocadas de Fernando Zampedri y Edson Puch en el final del primer tiempo y en el inicio del segundo lapso.
Son las reglas del juego de este fútbol en pandemia. Los cruzados fueron maduros, sostuvieron los 45 minutos iniciales, cuando el rival lo superaba. Matías Dituro ratificó su excelente nivel con una doble atajada, en especial en el cabezazo de Lautaro Giannetti. Después Zampedri demostró que atraviesa por un momento dulce y Puch aprovechó la pobre respuesta del golero Alexander Domínguez.
Una tarea que asomaba perfecta, aunque el descuento de Juan Martín Lucero genera inquietud. Bien por la UC, que compite en el frente externo e interno con eficacia. Rescatar el mensaje de su entrenador, Ariel Holan. No se queja de la cantidad de partidos, de las programaciones, de las lesiones. Por el contrario, muestra optimismo, ganas de competir y disfruta de este pasaje que el club buscó y merece por su continuidad y convicción.
El martes será una batalla compleja. Vélez posee individualidades para dar vuelta la ronda, con la gambeta de Thiago Almada como estandarte. Ese tipo de jugadores resuelven partidos. La caída y el sufrimiento ante Riverserá un respaldo para el entrenador frente a la escuadra de Mauricio Pellegrino. De todas formas, vencer en dos duelos como visitante en un torneo internacional siempre es resonante, más aún si son consecutivos y en fases de eliminación directa.
En Coquimbo, los despachos periodísticos registran la felicidad de los hincha aurinegros. La alegría que les dio el elenco de Juan José Ribera fue gigantesca. Venir de atrás e imponerse ante Junior en Barranquilla se sabe complejo, aunque el rival tuviera bajas sensibles. Se recuperaron los piratas de un penal discutible con un zurdazo con rebote de Joe Abrigo y el olfato de Lautaro Palacios. El exAudax muestra madurez y el mejor nivel desde que irrumpió en Magallanes. Hábil y directo, a los 25 años se consolidó.
En el balance la victoria coquimbana fue justa, en especial por el complemento. Sobra ambición en este equipo que hace historia. Lo sabe su entrenador y los jugadores. El liderazgo del arquero Matías Cano, en una defensa que se ordena con cinco zagueros, en que los laterales comprenden que la primera tarea es cuidar el rancho. Días intensos en el puerto, porque el clásico con Deportes La Serena es clave para ambos, no solo por la rivalidad, sino también por la lucha por evitar el descenso. Los vecinos expían sus pecados capitales por su mal inicio de temporada.
Buena semana en la cancha.