Las decisiones de Colo Colo, y más bien de la sociedad anónima Blanco y Negro, son dignas de estudios técnicos y académicos que mezclan la fría economía, con el irresistible influjo popular, y sobre esa navaja afilada se mueve el equipo que ha sabido ser campeón, pero que no sabe cómo diablos escapar de una encrucijada que se hace cada vez más filosa y escarpada, porque lo que parecía impensado, ahora, en cambio, se piensa.
A los equipos populares se les practica terapia constantemente y todo el mundo aporta alarma y consejos —en rigor: granos de arena— para que Colo Colo despierte y salga del pozo, porque está enfermo y solo la dolencia explica esa debilidad, desánimo y malas decisiones que los mantienen a medio morir saltando.
A los equipos pequeños, que están a cada rato en esos trances, nadie les proporciona tratamiento, aliento y alivio, porque no van últimos por enfermos, sino porque son malos para la pelota.
Con Colo Colo, en cambio, el problema han sido los remedios y esos necesarios y cochinos pesos que enturbiaron la institución.
Desde el aspaviento público de Aníbal Mosa de premiar con 100 millones de pesos a Esteban Paredes, por llegar a los 216 goles. El récord, el orgullo y la historia, no eran suficientes, había que ponerle plata encima. Billetito y largo. Esa onda, donde en vez de la grandeza, la noticia fue el tamaño de la billetera.
La pandemia y sus restricciones, agravaron el mal.
Al plantel enfermo, entonces, hay que agregarle otro característica: enfermo, y no añadamos viejo, porque a todos les queda una larga y más o menos próspera vida por delante, pero hay ser justo: enfermo y mañoso. Eso sí. Llevado de sus ideas, costumbres, horarios, menúes y programas. Un mañoso acepta que le falta algo por aprender, pero es bien poco, y le gusta que le enseñen con respeto, y que el profesor salga diciendo que aprendió de los alumnos. No tolera que le miren los choros del canasto, y no digamos que se los saquen, porque a su juicio se los ha ganado con creces y merece fama y bonos, cariño y premios, campeonatos y bonificación.
Un mañoso, además, es astuto, es decir, no está pensando en el retiro, pero sí en la despedida que merece.
Lo fundamental, entonces, es el camino de Colo Colo y Blanco y Negro, entre el cheque a Esteban Paredes y la contración de Jorge Valdivia por tres meses, lo que abarca ese período, es digno de estudio: no como ejemplo de lo que hay que hacer, sino para realizar, más bien, lo contrario.
Con el tiempo surgirán testimonios y testigos de primera línea, que explicarán lo que pasó y como se cayó tan bajo: por donde los errores y la obstinación, y por donde la tontería, temor e ignorancia.
La historia explicará esta época de Colo Colo.
La época de la peste blanca.