Walter Montillo decidió confirmar algo que su representante, Sergio Irigoytía, había anticipado hace algunos días y que provocó inquietud en la hinchada de la U: el volante dio por cerrada la opción de renovar con los azules para el próximo año.
Entendible remezón. Montillo ha sido una de las figuras en la irregular campaña 2020. Y si bien no está a la altura de los grandes ídolos universitarios de todos los tiempos, sí supo ganarse el respeto y el cariño de los seguidores en los años precedentes por su cariño confeso por la U, ratificado en su emocional retorno al club para defenderlo en la etapa final de su carrera.
A pesar de que Montillo pareció tajante asegurando que no echará pie atrás en su decisión de no seguir, existen elementos para creer que esta historia no está escrita. Y que no es para nada descabellado pensar que en un par de semanas anuncie, con la misma convicción de ayer, que renueva sus votos y que seguirá casado con la U.
¿Apuesta alta? Es posible. Pero hay razones para considerar en un vuelco, como la explicació0n de porqué Azul Azul no querría renovarle. Irigoytía argumentó cierta desazón al saber que la determinación dependería de un informe que el actual DT, Rafael Dudamel, evacuará en unas tres semanas. Montillo, sin embargo, descartó que ese fuera el motivo.
En la extensa entrevista con la radio ADN, también dijo que sabía que como todo jugador estaba siendo evaluado constantemente e incluso elogió la incipiente gestión del entrenador venezolano. El jugador argentino aseguró que no había tomado la decisión por una cuestión “de plata” aunque sí “de tiempo”, explicando que por una situación familiar quería saber a la brevedad su paradero en 2021.
Entendible. Pero es poco habitual que un jugador tenga tanta desesperación por saber si renovará su compromiso en la mitad de un torneo. También puede que tenga ofertas que le urjan respuestas concretas, pero tampoco se sabe de interesadosa en él.
Por último, que tanto Montillo como su representante hayan salido públicamente a revelar las negociaciones con Azul Azul que por naturaleza son privadas, también dice algo. Porque poner el tema en la mesa, generar revuelo y dejar en evidencia la supuesta mala intención del empleador para llegar rápido a un acuerdo en plazos que no son fatales, al menos da para pensar en una estrategia, en una táctica que probablemente termine surtiendo el efecto deseado.
Walter Montillo se ha ganado la opción de culminar su carrera en el club en el que es querido y en el que se siente cómodo. Pero con 36 primaveras y no muchos años más de carrera, debería entender que su empleador sea cauto y tome resguardos para lo que será más un gesto de confraternidad que una inversión.
No hay que hacer un incendio en la pradera. Sobre todo cuando la sospecha es que van a terminar todos entre abrazos.