Señor Director:

Un asunto tan delicado como este obliga a suspender la frivolidad.

Es verdad que muchas iglesias cristianas no fueron capaces de oponerse al nacionalsocialismo y que en muchos casos adhirieron a él. La literatura al respecto es abundante y estremecedora. Sin embargo, quienes han dicho que doctrinalmente el cristianismo y el nazismo eran y serán enteramente antagónicos dicen lo correcto.

Por dar un ejemplo, el pastor luterano Martin Niemöller, que primero toleró a Hitler y que luego, por su oposición al Tercer Reich, permaneció preso en Sachsenhausen, pronunció el poema-sermón “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?” (erróneamente atribuido a Bertolt Brecht), que muchos lectores recordarán porque dice: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, / guardé silencio, / ya que no era comunista…”, sigue con los socialistas, los sindicalistas, los judíos y termina: “Cuando vinieron a buscarme, / no había nadie más / que pudiera protestar”.

Pero el pastor Niemöller celebró también a cristianos irreductibles que se opusieron en masa al nazismo: “Nosotros, los cristianos de hoy, estamos avergonzados ante la secta de los Estudiantes de la Biblia [los Testigos de Jehová], que por cientos y miles fueron a campos de concentración y murieron porque rehusaron servir en la guerra y disparar contra seres humanos”.

Joaquín Trujillo Silva