Pudo ser el ministro Moreno, por ser tan claro (de mente y de tez). Pudo ser el ministro Bello-lio, pero habría sido un lindo-lío ponerlo en la mira del Frente Amplio, que le tiene ganas desde hace años. Así que no. El reemplazante del caído exministro del Interior Víctor Pérez terminó siendo el flaco Delgado, valga la redundancia.
El flaco Delgado tiene todos los atributos para ejercer ese cargo en momentos como este. ¡Cómo nadie lo vio antes! Fíjense.
-Era alcalde, y los alcaldes son los nuevos “influencers” de la política, en especial si sus municipios están fuera de las “comunas R”.
-Es joven (relativamente, pero los 40 son los nuevos 30). Y hoy, cuando vivimos un momento de estallido adolescente, ser no tan mayor es un plus.
-Defendió al Apruebo para el plebiscito. Sobra decir más.
-Es UDI, y ese partido debía mantener el cupo en el Ministerio del Interior.
-Estaba disponible, porque ya no podía repostularse en Estación Central, dada la nueva ley que prohibió la reelección indefinida. Y, entre nosotros, ya no hay mucha gente disponible para ser ministro de este gobierno, menos de Interior.
-Tiene “buena prensa”, que es un atributo mejor que ser solo “mediático”. Trump es “mediático” y ya ven. Tener “buena prensa” significa que los medios tradicionales y los medios sociales te tratan bien en general; “por la tela”, como se dice ahora.
-Y… tiene muy buena pinta. Según me informan. Como dijo un amigo esta semana, “parece galán de teleserie turca”. De acuerdo.
Raya para la suma: el nuevo ministro del Interior tiene los atributos para tener un desempeño top. Hasta podría dar vuelta el partido y liderar al equipo para salir del rincón y hacer jugadas bonitas. Hasta goles.
Pero también es obvio que la oposición buscará cómo hacerle la vida imposible. Lo primero es que lo buscarán por el orden público. Pero si el flaco Delgado logra administrar bien ese tema (liderando a las policías y consiguiendo apoyo popular y de la TV para que entiendan que hace falta orden), le resultará difícil a la oposición tratar de tumbarlo, como hicieron con todos sus antecesores.
Pero le buscarán por todos lados. Insisto. Llegarán al extremo de acusarlo por sus atributos. En esta sociedad nuestra que no tolera ninguna desigualdad, los atributos ya enumerados del flaco Delgado serán vistos como privilegios; y los privilegios son insultos. Y violentan.
En el gobierno Bachelet II se acuñó la teoría de “quitar los patines” a los que andan más rápido que los otros. Aunque eso signifique “podar” los atributos descollantes de algunos, para así tener más igualdad. Si alguien es muy inteligente en el colegio, hay que quitarle esa ventaja, eliminando notas o rankings. Para qué decir si se es demasiado rico.
Pero eso también vale para los que son demasiado guapos. ¡Esa es una ventaja irritante! A alguna gente le violenta que haya personas tan regias. Todo el mundo las trata mejor, tienen una vida más fácil que el resto. Por la tela.
Entonces, o el flaco Delgado hace algo para eliminar ese privilegio de cuna que tiene, o mejor que se prepare, porque vendrán por él.
Quedaste advertido, flaco Delgado. Anda mirando cómo se hacen los castings para las teleseries turcas. Vienen por ti.