Es posible que si le hubiera tocado vivir en una industria de grandes directores, como fue Hollywood, Sofia Coppola y sus agradables historias hubieran pasado algo desapercibidas. Hoy, sin embargo, sus películas lucen, con mayor o menor acierto, por su aire exploratorio, inestable, donde cierta búsqueda por seducir y encantar va de la mano con apuntes que intentan verdades sobre sus seres humanos. Detrás de una afición por el confort y las cosas caras, parece haber una comprensión de inseguridades nunca completamente explicitadas de sus personajes.
“On the Rocks”, su último largometraje, recién estrenado por streaming, pone en escena a Laura (Rashida Jones), una escritora que, con dos hijas chicas y demandantes, comienza a dudar de la fidelidad de su marido, Dean (Marlon Wayans), un cada vez más encumbrado emprendedor de una suerte de agencia de redes sociales. Algo desconcertada, Laura comenta estas dudas con su padre, Felix, un merchant de arte que quizá se resume mejor como una nueva versión del personaje que Bill Murray encarna como nadie desde “Rushmore” (1998), un hombre de edad madura, rico, vividor, entretenido, que sin embargo, sigue siendo tan impulsivo, caprichoso y centrado en sí mismo como un niño. Felix, lleno de culpa por su propia historia como mujeriego, en lugar de tranquilizar a su hija la empuja a averiguar más.
Con ese material podría haberse filmado una comedia de enredos delirante, a la Blake Edwards, o un drama intenso, a la Douglas Sirk, pero Sofia Coppola, fiel a sí misma, arma una comedia delicada, leve, de costumbres, muy neoyorquina si cabe, que fluye sin contratiempos en su acotada hora y media. La directora se siente cómoda en el mundo que retrata y eso permite que logre apuntes vívidos, sabrosos y elegantes, que lejos de pretender convertirse en iluminaciones sobre la condición existencial del hombre, pueden ser esenciales de su cine y quizá lo que mejor se recuerda de sus películas. Así asistimos a las inseguridades propias de una madre joven, consumida por la crianza, bajo la cual escribir una novela parece una utopía marciana. Vemos a otras madres jóvenes que en conversaciones triviales transmiten desorientación, frivolidad y algo de desamparo. Recordamos la incomodidad de situaciones sociales en las que uno asiste solo en la condición de pareja del otro. Entendemos cómo, detrás del aparente glamour de un Alfa Romeo antiguo, deportivo, descapotable, lo más seguro es que haya un motor que falle. No son cuestiones determinantes, pero la vida también está llena de esos detalles, pese a que el cine muchas veces los soslaye.
Sofia Coppola combina estos pequeños apuntes con el personaje encarnado por Murray. Cuando el actor aparece, la cinta comienza a vibrar en otra sintonía. Felix es irresistible, un espíritu hedonista más allá del bien y del mal, con el grado justo de melancolía para no hacerse odioso. Laura, pese a los abandonos y pecados que le conoce de sobra, nunca ha dejado de sentirse seducida por su padre. Quizá sin admitirlo conscientemente, ahora él se convierte en el escape que necesita de una vida cotidiana chata, aburrida, agotadora, que la tiene bloqueada creativa y afectivamente. Es ella, más que su marido, quien necesita la complicidad, el afecto gratuito y la aventura propios de una relación clandestina. Su padre abre ese espacio de afecto en un ambiente seguro, protegido, sin connotaciones eróticas. Intuye lo que ella necesita o simplemente se lo regala, porque sabe que la complicidad con su hija es quizá lo mejor de su vida, pese a las miles de historias que acumula y las decenas de complacencias de las que disfruta sin culpa. Toda la aventura detectivesca que levanta —a las finales— no es más que una excusa para pasar un rato juntos.
On the Rocks
Dirigida por Sofia Coppola.
Con Bill Murray, Rashida Jones y Marlon Wayans.
Estados Unidos, 2020, 90 minutos.
COMEDIA/DRAMA