Señor Director:

Como Centro de Alumnos queremos manifestar nuestro más profundo rechazo a las cartas enviadas por los profesores Álvaro Ferrer y Cristóbal Orrego a La Tercera y “El Mercurio” respectivamente.

El matrimonio ha sido objeto de varias reformas en nuestros 210 años de historia. La mujer ya no es incapaz relativa una vez que se casa, existe el divorcio vincular y la ley ya no distingue entre hijos dentro y fuera del matrimonio. Todos estos cambios venían supuestamente a destruir la familia y, sin embargo, hoy está más viva que nunca. La institución familiar en Chile, y así lo reconoció el Tribunal Constitucional en la sentencia 7774-19, no puede asimilarse al concepto tradicional de familia, ya que hacerlo “sería desconocer por el juez constitucional la realidad social, la que exhibe diversas tipologías de familias que no coinciden con el concepto tradicional…”.

Las instituciones jurídicas cambian, mutan con la sociedad en la que se encuentran, y así como en el año 2004 parecía inconcebible que no existiera el divorcio, hoy es inconcebible que parejas del mismo sexo no puedan unirse en matrimonio. Incluso desde la idea más tradicional del concepto de familia, los avances médicos permiten que hoy, a través de las fertilizaciones in vitro, los vientres de alquiler y la adopción, estas parejas puedan cumplir con el fin del matrimonio que históricamente se ha señalado no pueden: la procreación y crianza de los hijos.

Es un imperativo de justicia tratar a los iguales como iguales, y hoy las parejas homoparentales son iguales a las heteroparentales.

Gabriela Contreras
Presidenta del Centro de Alumnos de Derecho UC