“El corazón del mundo”, dice Selma (Grace Passô), “es el próximo lugar. Es donde queremos estar”. Selma es una de entre varios protagonistas de esta película y su frase resume el deseo de casi todos: irse a otro lugar, buscar una nueva vida, dejar atrás el opresivo destino que les ha sido deparado en Contagem, la ciudad periférica de Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais.
Como Selma, también espera hallar un lugar en “el corazón del mundo” el bueno para nada y delincuente de ocasión Marcos (Leo Pyrata); su novia Ana (Kelly Crifer), recaudadora en un bus urbano; su amiga Brenda (MC Carol), una joven con obesidad que ya pasó por prisión; o su conocida Rose (Barbara Colen), que quiere mejorar sus ingresos de un salón de belleza manejando para Uber, y así por delante. Con mayor o menor temeridad, todos los habitantes de este barrio viven con la sensación de estar atrapados en un lugar en el que nunca nada cambiará para ellos. Algunos, los más viejos, por supuesto que no quieren irse: pero en ellos solo se expresan la resignación y la parálisis.
Lo que distingue a Selma es que tiene un plan para dar un “golpe fabuloso” que la saque del círculo. Y en este punto –que ocurre más o menos en la mitad del metraje– la ronda de personajes y diálogos clausurados sale de la observación y avanza hacia una intriga criminal. La forma narrativa cambia sutilmente, cesa el modo caleidoscópico y el foco se concentra en los participantes de este intento final, con el problemático envolvimiento (emocional, moral) del espectador en favor de los delincuentes.
En el corazón del mundo, lejos de ser una película perfecta, es una obra desbordada por todos lados, que abarca demasiado y aprieta poco; tiene un exceso de personajes y muchos jirones de historias apenas insinuadas. Pero es de lo más interesante que ha producido el cine brasileño reciente, cosa altamente promisoria tratándose del primer largo que dirigen en conjunto Gabriel y Maurílio Martins, nuevas puntas de lanza de la industria mineira.
No por casualidad, es la misma Selma quien retrata a los alumnos de una escuela básica ficticiamente llamada Carlos Reichenbach. Este es un delicado homenaje a uno de los mejores y menos conocidos cineastas brasileños, que parece haber inspirado la manera de componer los encuadres de los Martins, cuidadosa y a la vez abierta al espacio que está más allá de la pantalla. En este caso, el espacio que tanto se asimila con el tiempo en la inmovilidad de Contagem: abierto y cerrado, transcurrir y permanecer, ir y volver.
Hay más cine en cualquier fragmento de
En el corazón del mundo que en muchas de las películas rabiosas que se han tomado la representación del espíritu brasileño de hoy.
No Coracão Do MundoDirección: Gabriel y Maurílio Martins.
Con: Leo Pyrata, Kelly Crifer, Grace Passô, Gláucia Vandeveld, Robert Frank, Barbara Colen, MC Carol. 120 minutos.
En MUBI.