Las despedidas de la selección rumbo a un torneo internacional han estado rodeadas de distintos climas y expectativas. Con la “generación dorada” salíamos a ganar, a ser campeones. En otras ocasiones salimos a no perder. Al comienzo, “a ganar experiencia”. A veces, con escándalos. Y más de una vez con discusiones por los premios, hasta aquella en que se llegó a destino sin haberlo solucionado, como en 1987, en que nos fue bastante bien.
¿Y ahora, al partir rumbo al Mundial de Qatar y la primera estación es Montevideo? No sabemos cuál es la expectativa. ¿A ganar? Ese siempre ha sido el deseo, desde 1910, cuando el primer seleccionado partió a Buenos Aires con la frase ilusionada: “La derrota no será afrentosa”. Pero el deseo no alcanza a ser un pronóstico. Hoy lo que resuena en los oídos del aficionado es otra frase, reiterada a diario en los medios: “Nunca hemos ganado a Uruguay por los puntos en Montevideo”.
Y que Edinson Cavani no sea de la partida y que Uruguay esté en proceso de renovación no alcanzan a mejorar el ánimo del hincha, que tampoco se entusiasma porque esta vez el Centenario estará sin público.
Ni siquiera lo alienta que esté ausente el portero Fernando Muslera (con tres mundiales en el cuerpo, como Cavani). ¿Por qué? Porque nosotros tampoco tenemos a nuestro arquero titular y que es, también, el mejor de todos los tiempos, Claudio Bravo, al paso que Gabriel Arias, Omar Carabalí y Brayan Cortés son en realidad apuestas.
Ese aspecto, el de las ausencias, tal vez sea el rasgo dominante en la partida de este seleccionado que inicia su camino al Mundial. No tengo registro de una situación igual a esta en el historial de la Roja.
Nos hemos quedado, incluso, sin capitán, luego de que Gary Medel se lesionara en el campeonato italiano a menos de una semana del comienzo clasificatorio. El más resistente a las lesiones, junto con Arturo Vidal, y el más entusiasta y seguro de la victoria no estará mañana. Y como no estará Bravo, los conductores en la cancha faltarán. Los tradicionales, porque otro surgirá. Los comandantes pueden y deben ser Arturo Vidal, Charles Aránguiz y. posiblemente, José Pedro Fuenzalida. Es decir, los más maduros y con don organizativo. (Pudo ser el asintomático Mauricio Isla, pero tampoco viajará).
No estarán los capitanes. Ni estará Erick Pulgar ni Guillermo Maripán ni Pablo Aránguiz ni Igor Lichnovsky ni Gonzalo Jara. Es como mucho. Y sin un goleador indiscutido, como que Eduardo Vargas fue llamado sin gran convicción, aunque el título de máximo artillero lo tiene. Y dos llegados en plena emergencia. Más Guillermo Soto, caído casi en el embarque.
¿Falta alguno? Posiblemente Diego Sánchez, aunque fuera para la banca.
En fin. Ahí vamos. Como tantas veces y con tantas dudas.