Cuando Pablo Milad justificó el despido de Enrique Osses de la Comisión de Arbitraje habló de generar un cambio de aire. Para el nuevo presidente de la ANFP era necesario modificar el estilo de conducción del referato.
Cuesta entender qué giró buscaba el exintendente del Maule, porque al entregarse las designaciones para las dos primeras fechas de las eliminatorias para Qatar 2022 aparecen dos equipos arbitrales chilenos: Roberto Tobar, Christian Schiemann, Claudio Ríos y Cristián Garay estarán en el duelo entre Argentina y Ecuador; mientras que Julio Bascuñán, José Retamal, Raúl Orellana y Piero Maza dirigirán Perú-Brasil.
No es un dato menor que para conducir a los dos colosos del fútbol sudamericano la FIFA destinara jueces nacionales. Los hechos demuestran que fue una pésima decisión descabezar la comisión de arbitraje.
Más bien se trató de la posibilidad de eliminar vestigios de la administración de Arturo Salah y de Sebastián Moreno, cediendo antes presiones del Sindicato de Árbitros, entidad gremial que enfrenta severos cuestionamientos de sus propios asociados, sumando a la ordinaria carta abierta del presidente de esa organización, Johnny Harasic.
En ella, el juez asistente y titular del sindicato referil reveló intimidades de la vida personal de algunos de sus colegas. Los aludidos están en su pleno derecho de recurrir a los tribunales de justicia por el abuso de información confidencial que hace su compañero de trabajo. Harasic no respetó la dignidad del cargo.
Vienen las eliminatorias, decía, y el estrés natural de un proceso largo y desgastante. De manera inédita, a raíz de la pandemia, las primeras jornadas se disputarán sin público. El efecto de la presión del hincha en la localía disminuye, salvo en los aspectos ambientales, como sucede con la altitud de La Paz, de Quito o en el calor de Barranquilla.
En el caso de Chile, el escenario es complejo. La Roja no juega desde septiembre de 2019, cuando empató 0-0 con Colombia en Alicante (España) y venció 3-2 a Guinea. Después vino el desplante de los futbolistas, que no quisieron presentarse en Lima frente a Perú, ante la carencia de liderazgo del expresidente Sebastián Moreno, quien justamente en ese cruce inició su caída.
El problema mayor recae en Reinaldo Rueda. Necesita armar un cuadro competitivo, pero hace un año que no tiene contacto en la cancha con los futbolistas. El trabajo de la Copa América se perdió, porque no fue posible ratificarlo en sesiones de entrenamiento. Al menos el nivel de Universidad Católica, exhibido en la Copa Libertadores, le otorga la opción de recurrir a jugadores del campeonato con ritmo internacional.
Será fundamental cómo llegan Alexis Sánchez y Arturo Vidal. Ambos en el proyecto del Inter de Milán, que aspira a desbancar el brillante ciclo de nueve scudettos consecutivos de la Juventus, son el sostén futbolístico y anímico de un grupo que sabe el peso específico de ambos. Claudio Bravo, ahora en el Betis, pero con continuidad, más Charles Aránguiz, conforman la piedra angular de un grupo notable, que merece una despedida a lo grande de la arena internacional.