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Editorial
Miércoles 23 de septiembre de 2020
Rebrote en España
Más que la pandemia, el presupuesto es clave para la sobrevivencia de Sánchez.
Madrid ha vuelto a los confinamientos selectivos por el rebrote del coronavirus y ello ha causado malestar en sectores que acusan discriminación hacia barrios más vulnerables. Con más de mil contagios por 100 mil habitantes, la autoridad de la capital española se resiste a cerrar toda la ciudad, sino solo los distritos con más incidencia, aun cuando no descarta hacerlo si la situación empeora. Era previsible que la apertura trajera más casos positivos, pero la expansión en Madrid superó las expectativas y encendió las alarmas.
En España, como en el resto de Europa, las autoridades, para lidiar con esta segunda ola, han enfocado las estrategias en el ámbito sanitario, pero con prudencia, para evitar el colapso de la economía, que presenta una débil recuperación. Y es que si bien nadie duda de que “la economía no es la prioridad, sino salvar vidas”, hay extendida conciencia de que una nueva paralización de la actividad podría también significar gravísimos costos humanos.
Con los nuevos contagios, que también han tenido una fuerte alza en Gran Bretaña, Francia y los Países Bajos, se han implementado medidas restrictivas, e incluso altas multas en el caso británico para quienes no cumplen las nuevas normas. En Italia y Alemania, donde el rebrote ha sido más moderado, se apela a la autodisciplina, la que ha sido ampliamente cumplida.
Con 31.428 contagiados en tres días la semana pasada, y 3.125 nuevos casos ayer, 953 de ellos en Madrid, España necesita acuerdo y coordinación de las autoridades para enfrentar esta nueva etapa de la pandemia. No ha sido fácil hacerlo, por las tensiones entre el Ejecutivo y los gobiernos locales. En el caso de la Comunidad de Madrid, la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular, ha debido superar sus desavenencias con el socialista Pedro Sánchez, para acordar un curso de acción común. Ella se queja de que le faltan competencias y medios económicos para combatir con éxito el virus.
Sánchez se allanó a entregar más recursos sanitarios y apoyo policial para el control de los confinamientos, pero el acuerdo recibió críticas de su socio Pablo Iglesias, del radical Unidas Podemos. Se esperan protestas contra las medidas restrictivas de Díaz Ayuso, agitadas por UP, de las que se restaron los socialistas madrileños.
La tensión política en España no es derivada solo del manejo de la pandemia. Por estos días se debe enviar al Parlamento el proyecto de presupuesto para 2021 y las negociaciones están en un punto caliente. Sánchez desde la partida no cuenta con el PP, y busca el apoyo del partido centrista liberal Ciudadanos, pero UP se resiste a ese apoyo y prefiere trabajar con los nacionalistas vascos y catalanes más extremos, Bildu y Esquerra Republicana. Esto no es gratis: los nacionalistas piden cambios en la estructura del Estado, a lo que Iglesias, al parecer, se habría comprometido. Sánchez, en cambio, prefiere a Ciudadanos, un partido moderado, que sí exige que el proyecto esté en línea con las directrices europeas: controles a la deuda, el déficit y el gasto, y responsabilidad en la asignación de los fondos que entrega la UE.
Más que la pandemia (que no ha golpeado su popularidad), la discusión y aprobación del presupuesto es clave para la sobrevivencia de Sánchez y su gobierno de minoría, pues fue precisamente esa ley la que lo obligó a convocar elecciones el año pasado, y luego a repetirlas por la imposibilidad de formar un gabinete.