El Mercurio.com - Blogs : Temas económicos
Editorial
Sábado 19 de septiembre de 2020
Temas económicos
El inestable dinamismo de la economía durante las últimas décadas y los efectos de un cuestionable manejo de la pandemia tienen a Argentina enfrentada a un desalentador panorama. Sin un reconocimiento de las inmensas pérdidas de bienestar para la población y del desperdicio de riqueza, la nación vecina continuará a la deriva en la senda del progreso.
Argentina, historia de inestabilidad
Errática e inestable ha sido la evolución de la economía argentina a lo largo del tiempo. Si bien las raíces de sus vaivenes pueden encontrarse en la primera mitad del siglo XX, la historia reciente muestra con claridad la involución de la que fuera una de las naciones más ricas de América Latina. Desde erráticas políticas cambiarias hasta un incontrolable apetito político por entregar subsidios de todo tipo, sumados a un Estado ineficiente y un gasto fiscal con mínimos límites, forman un relato que ha sido además moldeado por múltiples eventos de cesación en el pago de su deuda. Quizás sorprenda la capacidad de la nación vecina para sortear los efectos de muchos de esos errores, pero el costo ha sido absorbido por una población que ha visto acotadas sus posibilidades de progreso.
La pasada década lo ilustra. En cinco de los últimos 10 años, Argentina ha visto reducir su producto interno bruto, demostrando la incapacidad de distintas administraciones para sostener el crecimiento. Según cifras de su Banco Central, en el último decenio la economía creció en promedio solo un 1,3% anual, experimentando la mayor caída en 2014, cuando retrocedió 2,8% en doce meses. Todo hace prever que este año ese récord será superado. En perspectiva, las cifras indican que en términos per cápita el país se ha empobrecido.
En paralelo a ello y al debilitamiento institucional, el deterioro en la inversión y en los hogares ha sido igualmente considerable. En 2019, la formación bruta de capital fijo anotó una estrepitosa caída de 16%, la mayor de la década. La repercusión sobre la población no ha sido menor. Con una tasa de pobreza en ascenso, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos estima que, en el segundo semestre de 2019, ella llegó al 35,5% (10 millones de personas), y la tasa de indigencia se ubicó en el 8% (2,2, millones), los mayores registros en el decenio.
A la inconstancia de los últimos años, se añaden los negativos efectos de la pandemia. La adopción de amplias restricciones a la movilidad —cuya ineficacia hoy se observa— ha tenido inmenso impacto sobre la actividad y el empleo. El instituto emisor argentino estima que el costo de las medidas ascenderá al 4% del PIB a diciembre, proyectando un retroceso de la actividad del 12,5% para este año. Así, todo sugiere que la recesión actual triplicará la magnitud de la registrada durante la crisis financiera de 2008-2009, pero en un contexto aún más duro.
Endurecimiento del cepo cambiario
La apuesta trasandina ha dado un rol clave a la política monetaria para evitar una debacle mayor. Sin embargo, la acción del instituto emisor —que no tiene la independencia de su símil chileno— no se ha mostrado eficaz.
En efecto, la disminución en la tasa de política monetaria —de 55% a 38%— y la inyección de liquidez han sido insuficientes para alentar la recuperación. Ante ello, un nuevo y controvertido paquete de medidas, esta vez enfocado en aliviar la presión sobre las reservas y en reducir la brecha cambiaria, fue anunciado a inicios de la semana por la institución rectora. Incluye limitaciones a las operaciones cambiarias con bonos, restringe a las empresas a refinanciar vencimientos de capital de deuda y suma una nueva retención del 35% —adicional al 30% del impuesto PAÍS— a la operación de formación de activos externos y compras con tarjetas en moneda extranjera, repercutiendo en un alza del dólar a 130 pesos argentinos.
Si bien la estrategia puede dar un respiro en el corto plazo, ante un contexto de alta incertidumbre y de desconfianza generalizada, preocupa que las nuevas medidas resientan a la economía en los años futuros. La captación de divisas internacionales debería basarse en una institucionalidad fuerte, capaz de generar incentivos para atraer mayores y mejores inversiones, en lugar de políticas cortoplacistas restrictivas y contraproducentes en el mediano y largo plazo. El punto ilustra una de las deficiencias económicas más importantes de cualquier gobierno: actuar basado en la presión del momento, sin evaluar los costos de largo plazo.
Desafíos para Fernández
Aunque los problemas son de larga data y obedecen a distintas razones, el marco al que se enfrenta el gobierno actual es especialmente desafiante. En 2009 la economía cayó un 5,9%, pero la recuperación pudo sostenerse gracias a los últimos años del superciclo de los commodities.
Hoy la situación es distinta. El escenario internacional que acompaña a la administración de Alberto Fernández aparece como mucho menos auspicioso. Con una economía distante de alcanzar una senda de crecimiento estable, una moneda poco saludable, una institucionalidad fragmentada y precios de sus materias primas que no remontan, escaso es su margen para lograr la recuperación. En este contexto, un plan claro, eficiente y oportuno, pero probablemente también doloroso, emergería como la única opción para dar estabilidad en el largo plazo. Lamentablemente, parece poco probable. Es de esperar, entonces, que la suerte vuelva a ayudar a la nación vecina.