Maxime (Xavier Dolan) se irá en menos de un mes a Australia. Su grupo de cinco amigos entrañables, ya casi treintañeros, le organiza despedidas con el patrón de bromas pesadas de un grupo masculino. Maxime se irá a trabajar de
barman, o de lo que sea: la plasticidad de su plan revela que más bien escapa de algo. Ese algo pronto toma cuerpo: una madre recién rehabilitada del alcoholismo, pero aún abusadora, desequilibrada, egoísta. Algo sugiere que no es lo único.
En los primeros minutos, la hermana menor de uno de los amigos, una insufrible estudiante de Cine, necesita rodar una escena para la que se ofrecen Maxime y Matthias (Gabriel d'Almeida Freitas). Lo que no saben es que la escena consiste en que se besen. Y ese momento, visualmente omitido, desata unas fuerzas que han estado latentes y censuradas entre ambos.
Como siempre, el llamado “niño terrible” del cine
québécois, Xavier Dolan, explora el sentimiento homosexual en el marco de las relaciones de familia. También como siempre, esa indagación está cruzada por un tropo que lo recubre todo: la relación madre-hijo, la mancha de nacimiento en la cara de Maxime. Por último, vuelve también a insinuar un rasgo autobiográfico, ahora con la actuación del propio Dolan como el frágil Maxime.
Este es un melodrama con todas las de su definición, es decir, un drama sobre gentes corrientes, centrado en los sentimientos, con una inclinación al exceso, privado pero al mismo tiempo intensamente social. No hay nada raro en que sea un melodrama homosexual y así lo subraya Dolan: la intensidad de los sentimientos, su represión, su privacidad, lo construyen, no son accesorios ni accidentales.
Dolan filma de manera subrepticia: su cámara se mueve entre los amigos buscando siempre las miradas furtivas y oblicuas de Matthias y Maxime. A veces los reencuadra o cambia el formato de la pantalla, sugiriendo que el espacio emocional es diferente del que impone el cuadro, un espacio desbordado por el silencio y el dolor de la pasión.
El resultado es una película irregular, de momentos triviales seguidos por pasajes de emoción memorable, perturbaciones exageradas junto a inquietudes temblorosas y trágicas. Es una película que hay que ver. Dolan es siempre mucho más interesante que otros.
(En la exhibición de Mubi.com hay una entrevista de diez minutos donde Dolan declara su admiración por Paul Thomas Anderson y Claude Sautet. Quien conozca la obra de Sautet puede entender de dónde abreva el trabajoso esfuerzo de contención y desborde que tiene el cine de Dolan).
MATTHIAS & MAXIME
Dirección: Xavier Dolan.
Con: Gabriel d'Almeida Freitas, Xavier Dolan, Pier-Luk Funk, Harris Dickinson, Camille Felton, Antoine Pilon, Anne Dorval.
119 minutos.
En MUBI.