Si no ocurre nada extraordinario, el fútbol local volverá al ruedo el próximo fin de semana. El retorno será con ensayos y errores, porque es casi imposible que el desarrollo sea perfecto. Los protagonistas son personas y los yerros factibles.
La actividad tendrá que estar preparada frente a sus enemigos, casi siempre agazapados, que pretenden hacernos creer que todos los males de la sociedad son culpa de la pelota. Los que defendemos al fútbol los vamos a observar y apuntar si aspiran a sacar provecho político, gremial o mediático ante alguna contingencia en este escenario inédito. A los tribuneros y facilistas, que buscan réditos en la enorme caja de resonancia que otorga este deporte, hay que enfrentarlos.
El fútbol no es opio de masas. En él no se juega la vida, el honor de la patria y tampoco es consustancial para el desarrollo del país, pero resulta innegable su valor social, su capacidad de aglutinar y generar un interés gigantesco, envidiado por muchos.
No será fácil el reinicio. Casi no hubo amistosos. Universidad Católica sacó una ventaja clara al comienzo, pero antes del receso hubo amagues del sorprendente Curicó Unido de Nicolás Larcamón y del buen equipo de Unión La Calera con Juan Pablo Vojvoda en la banca. La U de Hernán Caputto miraba con expectativa desde sus 14 puntos, frente a los 19 de la UC, pero la lesión de Sebastián Galani antes del duelo con Palestino obliga al exarquero a mover el naipe en la mitad de la cancha.
Será una incógnita Héctor Almandoz en Deportes Antofagasta, quien sucede a Juan Manuel Azconzábal (Unión de Santa Fe). El “Coio” exhibió en Copiapó un planteo con dos puntas, pero en sus declaraciones explicó que mantendría los extremos (Eduard Bello y Ariel Uribe) y un centrodelantero (Tobías Figueroa). En el playoff por el segundo ascenso, jugado en enero, llamó la atención por la agresividad de su propuesta y los trazos largos.
El futuro de Colo Colo resulta llamativo. El conjunto de Gualberto Jara se remeció por el conflicto entre el plantel y la dirigencia. Acudir a la AFC para acogerse a la ley de Protección al Empleo fue un cimbronazo y es, quizás junto al golpe de Estado a Sebastián Moreno en la presidencia de la ANFP, el hecho más sonado del receso por el covid-19.
El quiebre entre los integrantes de la comisión negociadora y la infantería del vestuario, porque los primeros no informaron que recibirían ingresos por derechos de imagen, arriendo o pago de pases, es una grieta que solo los buenos resultados cicatrizarán. Al menos Esteban Paredes, en la ceremonia en la que se anunció la vuelta al fútbol, reconoció las fricciones.
Inquietante el informe de Claudio Herrera en este diario, publicado el martes 18 de agosto, en el que a partir de la exigencia que implicará medirse dos veces a la semana, se mostraba un registro de jugadores sobre los 30 años. El dato es más crudo si observamos que 28 futbolistas habitualmente titulares, sin contar a los arqueros, tienen más de 35 años. Después no nos quejemos si en el plano internacional los rivales vuelan.