La goleada bochornosa y la eliminación de la Champions marca el fin de un ciclo para el Barcelona. ¿Lo marca también para el fútbol de Josep Guardiola, doblemente golpeado en esta copa europea? Está por verse. La verdad es que todo está siempre por verse, incluso la mantención del imperio alemán, el más sólido exponente de progreso del mundo futbolero y el más resiliente cuando alguna vez tropezó.
Nada hay que escape al imperio de los ciclos y es porque sencillamente en la realidad perceptible nada está quieto y eso lo saben tan bien los kinesiólogos, expertos, precisamente, en el movimiento. Nada está quieto en el mundo físico, ni siquiera al interior de las piedras, ni en la Historia. Los movimientos esotéricos lo tienen claro y la Ley del Péndulo es uno de sus principios elementales. Lo decía con claridad don Eduardo Frei Montalva: “Nadie ha clavado la rueda de la fortuna”. Hoy, cuando la física cuántica llega a todos, muchos principios de los ocultistas nos parecen familiares.
Las Universidades, en el fútbol nuestro, tuvieron un ciclo notable, el de los años 60. Impulsadas por el aporte de ambas a la formación de la selección del 62, establecieron un dominio notable después de la gran justa y acercaron a un público nuevo a graderías desde entonces repletas. No sólo fue un fenómeno social, sino que también lo fue en el rubro técnico, pues no en vano estaban dirigidas o influidas por las grandes figuras técnicas de entonces, Luis Álamos (en la U) y Fernando Riera (desde 1963 en la UC, pero referente desde siempre).
Pocos ciclos, entre nosotros, más brillantes que el de Colo Colo con la batuta de Claudio Borghi. Un período breve, pero fructífero y resplandeciente, con triunfos consecutivos en los campeonatos de Apertura y Clausura de 2006 y 2007. Tuvo buenos jugadores Borghi. Mire: Claudio Bravo, Matías Fernández, Jorge Valdivia, Arturo Vidal, Humberto Suazo, Gonzalo Fierro y esa dupla de mediocampo que debe ser una de las mejores del historial de nuestros campeonatos: Arturo Sanhueza y Rodrigo Meléndez. Unos empezaban largas carreras llenas de éxito. La pregunta de siempre: con esos jugadores ¿cualquier técnico habría sido campeón? Pregunta inválida, pues serviría también para Marcelo Bielsa y la “generación dorada”. Y para tantos otros casos, como para Mirko Jozic, que culminó sus campañas con una Copa Libertadores.
Lo sucedido con el Barcelona es el fin de un ciclo. No se trata de que entre en un ciclo de derrotas, pero el que cierra implica otros signos, como la carrera de Lionel Messi, cuyo éxito se vincula a los culé, donde ha sido rey y donde ha impuesto sus términos. Hoy ha sido uno del montón. ¿Iniciará un nuevo ciclo exitoso, podrá repetir en un club distinto? (en su selección nacional no ha podido).
¿Y Guardiola? Eliminado con dos colores de su sello en esta Champions, hoy está en duda su estilo. Tal vez ha sido superado por un nuevo fútbol, más directo. ¿Podrá repetir con el suyo, después de los inalcanzables recursos que tuvo en Manchester. Tal vez se ha apagado su buena estrella. Por lo menos no alumbra desde que salió de Barcelona.
Hay ciclos largos y ciclos cortos. ¿Cuánto durará el de Pablo Milad?