A partir de la derrota del año 2017, los partidos y movimientos de centroizquierda e izquierda comenzaron a caminar para absorber la derrota, explicarse las causas de esta e iniciar un largo camino de recuperación para constituirse en alternativa en las próximas elecciones de plebiscito, cuerpo constituyente, alcaldes, concejales, gobernadores regionales, parlamentarios, consejeros regionales y Presidente de la República. Ese camino ya se inició.
El primer paso fue converger con fuerzas aliadas en una plataforma común o en su defecto, optar por un camino propio o reordenar la coalición anterior. Es así que la Democracia Cristiana optó por el camino propio, el Frente Amplio se readecuó y reorganizó tanto en la versión de agrupamientos de sus integrantes originales como en el retiro de otras fuerzas fuera del Frente Amplio. El Partido por la Democracia, el Partido Radical y el Partido Socialista optaron por una plataforma común que hoy se denomina Convergencia Progresista.
El Partido Comunista, el Partido Progresista y la Fuerza Regionalista Verde Social también conformaron una plataforma común, que hoy día se denomina Unidad por el Cambio. La mayor reorganización ocurrió en el Frente Amplio, después de fusiones e integraciones conformadas por el Partido Revolución Democrática, el Partido Liberal, el Partido Convergencia Social y el Partido Comunes. Asimismo, el Partido Humanista, el Partido Ecologista Verde y el Partido Igualdad optaron por retirarse del Frente Amplio y construir otra plataforma común, no obstante que en este grupo también se dividió el Partido Humanista.
El segundo paso de estas oposiciones fue confluir en la inmensa mayoría de sus integrantes de firmar el Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución que, reforma constitucional mediante, determinó el plebiscito del 25 de octubre.
El tercer paso, iniciada la pandemia, han sido sucesivos planteamientos comunes frente a la autoridad sanitaria y frente al Gobierno con respecto a las medidas de salud, así como las políticas para apoyar a los ciudadanos en la crisis. Si bien en estos pronunciamientos en muchas oportunidades no ha estado toda la oposición, si han estado las fuerzas de oposición de mayor relevancia electoral.
El cuarto paso se ha dado en los últimos días conformando una coordinación de comandos por el Apruebo que, manteniendo la identidad de sus cuatro comandos, han establecido una coordinación para los efectos del control del proceso electoral y de alguna dimensión de campaña comunicacional conjunta.
El quinto paso de esta oposición, de esta manera articulada, es iniciar la campaña del plebiscito, que comienza el 26 de agosto, con el objetivo de convocar a millones de chilenos y chilenas a participar en dicho evento electoral y a obtener un triunfo categórico por el Apruebo y la Convención Constituyente.
El sexto paso es formar las listas de candidatos a constituyentes que, dado el sistema definido, es similar a una elección de diputados tanto en su dimensión territorial como en su sistema electoral. Lo anterior obliga al máximo de unidad posible con el objeto de lograr al menos dos tercios de los constituyentes en la elección del 11 de abril del año próximo.
El séptimo paso es ganar los concejos municipales y las alcaldías y para eso es imprescindible que la oposición presente candidatos únicos a alcaldes y alcaldesas y compita en la elección de concejales.
El octavo paso de la oposición es llegar a un acuerdo para presentar en la elección de gobernadores regionales del 11 de abril próximo un solo candidato o candidata en cada una de las 16 regiones de Chile.
El noveno paso, después de todo lo anterior, es que los diversos liderazgos de la oposición concurran a las primarias legales de julio próximo y en donde el candidato vencedor de dicha contienda tenga el respaldo explícito de todos los derrotados para enfrentar la primera vuelta presidencial.
El décimo paso y último, es ganar la elección presidencial y darle a Chile, en el marco de una nueva Constitución, un estado social y democrático de derechos para superar el neoliberalismo y construir una sociedad más libre, más próspera y sobre todo más justa.