Palestino cumplirá cien años el 20 de agosto con dos títulos en Primera División y el orgullo de ser un club entrañable, que trajo a Chile a dos de los más grandes jugadores extranjeros que actuaron en nuestras canchas.
El repaso de los que vieron el campeonato por décadas sostiene que el mejor de todos fue José Manuel Moreno en Universidad Católica, pero que Palestino disfrutó a los que acompañan al “Charro” en el podio.
El primero fue Roberto Coll, mediocampista que brilló en el título de 1955. Para el libro “80 años del fútbol chileno. Los nombres y algunas historias del profesionalismo” (2013), Alberto Fouillioux definió al “Muñeco” como “un organizador clásico, de los más grandes que vinieron a nuestro fútbol. Derecho, con mucho despliegue, verlo era una lección de fútbol. Si hubiera que comparar, diría que era un Xavi, el del Barcelona, pero con más gol”.
Ignacio Prieto, en la misma semblanza, lo graficaba con simpleza: “De los primeros que vi hacer un pase mirando para un lado y tocando para el otro. El ‘Muñeco' fue de esos futbolistas que quedan en la memoria. Un ‘8' clásico que manejaba el equipo”.
El segundo crack que regaló Palestino fue Oscar Fabbiani. La extinta revista Don Balón lo eligió en su edición 175 como el mejor foráneo que vino a Chile entre 1975 y 1995, en una encuesta en la que votaron 57 periodistas de variadas generaciones. No era fácil imponerse en ese momento, cuando actuaban protagonistas de renombre en el concierto sudamericano. “Popeye”, trigoleador en 1976, 1977 y 1978, campeón con los paisanos en el 78, marcó a cientos de hinchas que adhirieron a los árabes sin tener ninguna ligazón con la colonia.
Fabbiani no hacía goles; hacía golazos. Jugaba de centrodelantero, le pegaba con las dos piernas, se enganchaba, organizaba, metía pelotazos, pateaba tiros libres, penales y cabeceaba. En una entrevista en el desaparecido semanario recordaba su mejor gol. Fue ante Universidad Católica, el 21 de mayo de 1978, en el Estadio Nacional: “Tiré la pelota por arriba de los centrales, el ‘Chino' (Óscar) Lihn y Omar Berrio; los hice chocar, pasé por el lado y definí cuando me achicaba (Óscar) Wirth con un zurdazo”.
“Dame la camiseta y ándate pa' la casa, ‘Loco'”, le gritaba el zurdo Manuel Rojas. “Loco” era el apodo de sus compañeros en ese cuadro de Caupolicán Peña que dejó huella. Esa tarde en Ñuñoa ganaron 3-2 y completaron 34 partidos invictos.
Los recuerdos de la niñez me llevan al antiguo Regional de Antofagasta, cuando el 17 de abril de 1977 los “Pumas” iniciaban de local su imparable carrera a la Segunda División. Rumbo a la tribuna, junto a mi padre y un tío, veo a Fabbiani calentar en la zona del túnel hacia la avenida Angamos. Una reja me separaba del ídolo. No resistí gritarle “Fabbiani” y estirarle la mano; el crack me saludó. Me dio lo mismo que nos hiciera el gol del empate para ese 1-1 en que Jorge Pons anotó la apertura.
Por eso es imposible no querer a Palestino. Porque es el club que repatrió a Elías Figueroa y puso a Nicolás Abumohor y su cuaderno como tesorero del Mundial del 62.
Felicidades Tino Tino.