Reinaldo Rueda anunció ante el consejo de presidentes su voluntad de utilizar la fecha FIFA de septiembre para reunir a la selección en Europa, contando con varias sedes alternativas, donde destacan Alemania y Suiza como sitios de reunión. Se entiende que otras selecciones sudamericanas piensan lo mismo, lo que facilita la posibilidad de realizar amistosos y también corre para los representativos del Viejo Mundo. El plan supone dificultades, pero es viable.
Sin embargo, dadas las circunstancias y los problemas, la lógica sería trabajar en distintos continentes para aprovechar cabalmente la ventana y obviar el difícil tema de los desplazamientos. Podrían ser tres selecciones que trabajen simultánea, pero separadamente, en esa fecha, con la posibilidad cierta de disputar partidos preparatorios.
La selección europea podría estar conformada por Bravo; Isla, Medel, Maripán y Albornoz; Aránguiz, Pulgar y Vidal; Orellana, Niklas Castro y Sánchez. En la banca Roco y Junior Fernandes.
La de Norteamérica requiere de un arquero, que podría viajar desde Chile. Nicolás Díaz, Gonzalo Jara, Igor Lichnovsky, Sebastián Vegas; Lorenzo Reyes, Claudio Baeza, Jorge Valdivia; Eduardo Vargas, Felipe Mora y Víctor Dávila. Como alternativas Diego Valdés, Cristián Gutiérrez, Bruno Romo, Felipe Gallegos, Juan Delgado, Rodrigo Millar e Ignacio Jeraldino.
La que se juntaría en el país obviamente tiene más alternativas y podría contar con los jugadores que militan en Argentina, Brasil y Perú como reforzamiento. De acuerdo a las normativas entregadas por las autoridades chilenas, no podría jugar en el país con una selección extranjera, pero ya sería valioso que se reuniera o que pudiera conseguir un amistoso dentro del continente, lo que parece perfectamente factible para los protocolos elaborados por las naciones sudamericanas.
Ya fue reconfortante ver reaparecer formalmente a Reinaldo Rueda ante la asamblea de clubes, esbozando planes y entregando un balance ante las autoridades entrantes. El extraño maridaje entre la ANFP y la Federación impide o dificulta que un seleccionador pueda dar cuenta presencial de sus actividades frente a los propietarios de los clubes, que, según los trascendidos, no pusieron objeciones a la cuenta ni a los planes del colombiano.
Parece una nimiedad, pero un acto tan simple no se realizaba en el país desde hace 22 años. Y aunque en el consejo posterior los clubes hayan desechado iniciativas importantes que implicaban el control de la crisis sanitaria y el mejor desarrollo del torneo, hay que saludar con entusiasmo el hecho de que Rueda se sienta respaldado por quienes se han visto directamente beneficiados por los éxitos de la selección en la última década, pero que no han devuelto la mano con similar generosidad.
Hay un espacio para trabajar. La propuesta es hacerlo en serio, donde sea posible y con la mayor cantidad de gente disponible. Ya no para ensayar ni probar fórmulas, sino para llegar a las clasificatorias de octubre con el mayor grado de avance posible. No debería ser tan difícil.