Aunque —igual que a muchos chilenos— me bajaron los ingresos por la pandemia, no quiero retirar el 10% de mi ahorro para la jubilación, porque no quiero desvestir ese santo para vestir otro. Pero quizás me vea obligado a hacerlo.
Es que si se aprueba esa ley, todo el ahorro previsional acumulado por los chilenos valdrá menos de lo que vale hoy. Esa plata ha crecido tanto porque: somos millones los que ahorramos juntos, porque ya hay mucho dinero acumulado, y porque esa plata no se toca. Por eso la rentabilidad es más alta que si pusiéramos cada uno por separado ese dinero en el banco.
Pero si se permite sacar el 10%, el 90% que quede adentro valdrá menos que hoy. Algunos dicen que ese 90% pasará a equivaler al 80% o hasta el 70% de lo que es hoy. Por lo tanto, si yo no retiro, mi 100% se devaluará. Entonces me obligan a sacar mi ahorro para no perder tanto. Mal.
Chile es un país pequeño, sudamericano, que hace muy poco tiempo era muy pobre. Ahora seguimos siendo un país casi pobre, pero con ahorro. Gran parte de nuestro desarrollo, de las oportunidades de surgir, de la inversión extranjera, del acceso al crédito para comprar una casa o un auto, es gracias a ese gran pozo de plata. Y porque ese ahorro es nuestro, de los ciudadanos, y no del Estado.
Yo entiendo que los políticos de izquierda quieran que se saque el 10% para así comenzar a desmantelar el modelo actual de pensiones. Porque ellos creen que es el Estado el que debe acumular nuestro ahorro para ser este el que reparta jubilaciones. En eso cree la izquierda desde siempre. No hay lío ni novedad en eso.
Lo anómalo es que 13 diputados de derecha voten a favor de ese proyecto.
Que un parlamentario de derecha vote este proyecto unido a la izquierda es igual a que un hincha de la “U” elija a Carlos Caszely como el mejor delantero de la historia, en vez de elegir a Leonel Sánchez. Ese hincha, o está demente o es un impostor.
¿Quién decidió que esos 13 diputados fuesen candidatos de la centroderecha para ir al Congreso? ¿Quién hizo ese “casting”? ¿A quiénes hicieron lesos?
Uno de mis segmentos favoritos de “Sábados Gigantes” en los ochenta era “Los igualitos a…”. Era el típico concurso de “dobles”, donde participaban personas que se parecían a famosos, como Luis Miguel, Madonna o Pelé.
—“¿Y a usted, quién le dijo que se parecía a Chayanne?”, preguntaba Don Francisco a un tipo que no tenía ningún rasgo del cantante.
—“¡Fuera!”, le decía Don Francis, y lo sacaba del escenario, entre las carcajadas del público.
¿Quién les dijo a esos 13 que eran de centroderecha? ¿Creen ellos en la libertad individual por sobre el poderío total del Estado? ¿No entienden que esto es sobre el modelo de pensiones y no sobre ayudar a la clase media, que tiene una mejor alternativa con el proyecto de ayudas gubernamentales?
—“¡Fuera!”, les diría Don Francisco, entre las carcajadas del respetable público, si esto fuese un concurso de televisión.
Le escuché decir a Gonzalo Blumel el viernes que después de lo que ocurrió esta semana es posible que Chile Vamos se convierta en una coalición más pequeña. Es muy probable. Chico, pero empeñoso; pobre, pero honrado; mejor solo que mal acompañado. Me encantan los dichos antiguos. Y también algunos conceptos nuevos, como el rechazo a lo “fake”. A las “fake news” y a los “diputados de centroderecha fake”.