Así como en la naturaleza la biodiversidad, la existencia de múltiples especies de animales y plantas, es beneficiosa, también lo es la variedad de publicaciones en las ciencias. Ante la hegemonía de una lengua, el inglés, y un modelo de publicación científica, el paper, se corre el peligro de una nefasta monotonía. Dañina, asegura Critilo, porque destruye la variedad de las perspectivas que aportan las distintas lenguas y los distintos modos de publicar resultados y reflexiones.

El valor de la bibliodiversidad se acrecienta en épocas de amenazas y emergencias. Experiencias en diversas latitudes no siempre pueden comunicarse con igual viveza y énfasis en una lengua ajena. No todas las personas que se beneficiarían de las informaciones tienen acceso a las publicaciones de vanguardia. Y muchas veces la expresión del conocimiento se beneficia de los acentos personales que permiten géneros literarios diferentes del paper.

Es cierto que las carreras académicas hoy se construyen mediante la práctica hegemónica. Pero estos tiempos de crisis y cambio obligan a repensar. Y la bibliodiversidad en lenguaje y formato ha de ser por ello cultivada y estimulada.

ANDRENIO