Este argentinian noir —como lo denominan las reseñas norteamericanas— sigue las claves que se pusieron de moda en el género policial hace ya unos 15 años: un asesino en serie ejecuta crímenes rituales de jovencitas adolescentes y dos policías de muy dispar experiencia deben investigarlo. Uno es el detective de la policía federal Francisco Juanez (Joaquín Furriel), famoso por sus éxitos forenses pero también por sus métodos poco ortodoxos; la otra, Manuela Pelari (Luisana Lopilato), es una novata cuyas buenas calificaciones la hacen merecedora de misiones complejas.
El asunto del asesino en serie es despachado con cierta rapidez. De inmediato se superpone otro asesinato de una joven, que se vuelve complicado porque —como también es usual— los sospechosos son muchos y todos tienen motivaciones suficientes.
Y sobre esto se superpone una tercera capa: el inspector jefe de los policías sospecha que Juanez ha podido participar en otro crimen, esta vez de un joven expresidiario que años atrás asesinó a su esposa; y para resolver esa duda candente le encarga a la detective Pelari que investigue a su compañero de trabajo, por supuesto que en secreto.
¿Complicado? Narrativamente, no mucho: la película toma menos de 15 minutos en instalar estos tres niveles, y todavía le queda casi una hora y media para desarrollarlos. Parte de la simplificación consiste en que hay pocos personajes secundarios. El relato se centra en Juanez y Pelari, que son los únicos que están en todas las escenas. Su relación es como el cuarto hilo del relato, el que le confiere unidad y dirección.
El director, guionista y productor Alejandro Montiel (Perdida, Extraños en la noche) se ha ido especializando en el cine policial, donde ya acumula un oficio visible. La corazonada relata la historia previa (es una “precuela”) de Manuela Lopari, protagonista de Perdida. A diferencia de la anterior, esta es la primera película producida en Argentina por Netflix.
Cualquiera sea la razón, La corazonada se mueve en un océano de arquetipos. Juanez es un duro con dolencias interiores (y alguna enfermedad que, desde luego, es reflejo de aquellas) y Lopari, una debutante listilla como las que se conocen por decenas. Que las historias sean previsibles no es un problema en sí mismo: solo se vuelve problemático si todo el resto de los materiales, empezando por los personajes, carecen de la capacidad de incorporar matices y de convertir una trama en algo más que sí misma.
Pero el oficio, la experiencia, a la larga tienen alguna importancia. No todo está perdido.
La corazonadaDirección: Alejandro Montiel.
Con: Luisana Lopilato, Joaquín Furriel, Rafael Ferro, Maite Lanata, Juan Manuel Guilera, Abel Ayala, Sebastián Mogordoy, Delfina Chaves.
116 minutos.
En Netflix.