En algún lugar de internet leí que Luis Valenzuela Hermosilla fue un dirigente chileno que llegó a la presidencia de la Confederación Sudamericana gracias a su brillante carrera en el fútbol local.
Fue, sin duda, un dirigente de alto nivel, desde sus inicios en su Copiapó natal, con la introducción del fútbol y su aporte como profesor a la novedosa disciplina. El estadio copiapino en justicia lleva su nombre.
Pero no fue su importante carrera lo que exclusivamente lo llevó a la presidencia de la Conmebol. La razón fue otra: que no fuera un argentino o un brasileño el presidente. Era la forma de diluir la eterna disputa de los dos gigantes. Así fue como el copiapino estuvo desde 1939 a 1955, reemplazado luego por Carlos Dittborn. En general, los presidentes son de países sin gran poderío.
Las elecciones tienen en el fútbol normalmente un aire dramático, donde se funden las rivalidades deportivas con otras diferencias (como la honorabilidad de los candidatos, lo que está algo pasado de moda…).
Nosotros tendremos pronto elecciones en la ANFP. Serán el 30 de julio, para completar el período 2019-2022, interrumpido por la renuncia del actual presidente y el descabezamiento de su directorio.
Aunque no sucede en nuestra Asociación lo mismo que en la Sudamericana, no son los clubes considerados grandes los que dominan la escena presidencial.
De ellos, la U y Colo Colo suman mayor cantidad de presidentes: cuatro cada uno.
El primero de la U en llegar fue Eugenio Velasco, brillante abogado, profesor, decano de la facultad de Derecho de la casa de Bello, vicerrector, diplomático, político, abogado integrante de la Corte Suprema, presidente de la Asociación de Volantes, campeón de boxeo y… presidente de la ANFP (entonces ACF). Más adelante estuvo Rolando Molina, no tanto por azul como por su cercanía con el gobierno militar. El siguiente fue Guillermo Weinstein, que fue uno de los que pagaron los platos rotos por el escándalo de Roberto Rojas en el Maracaná. El cuarto fue Mario Mosquera, valiente abogado que levantó la voz contra el gobierno cívico-militar desde la facultad de Derecho, de la que fue Decano y Profesor Emérito, además de abogado integrante de la Corte Suprema.
Por los albos el primero fue Carlos Concha, dirigente máximo del club en 1929 y primer dirigente de la Asociación en el año de su nacimiento, 1933. Luego llegó Pedro Foncea, un agudo polemista de su época. Después una figura insigne del historial colocolino, Antonio Labán, un dirigente que no se llevó nada de la institución y, en cambio, lo dejó todo (ponía sus recursos y quebró con su fábrica de medias). El último del Cacique fue Eduardo Gordon, que fue jugador blanco, pero que no llegó a la ANFP por su pasado deportivo, sino por su condición de general de Carabineros (fue en el curso de los 17 años).
La Católica, que trabaja tan bien puertas adentro, ha sido de aporte escaso a la Asociación. Solo se puede nombrar a Harold Mayne-Nicholls y por ahí se cita a Carlos Dittborn, erróneamente, como presidente en 1955.
Hoy se menciona a Juan Tagle, de brillante desempeño con los de San Carlos, para asumir en la ANFP (que fue fundada en 1933) y está en duda su aceptación.
Y se anuncia, a última hora, la posible participación de Mayne-Nicholls. (Si trae a Bielsa de nuevo, hasta yo voto por él).