Si se busca en la historia de Colo Colo se encontrarán muchos capítulos que produjeron escándalo en su oportunidad. Algunos por indisciplina, otros por fieros debates en una elección directiva, varios por acusaciones de robos protagonizados por dirigentes en la época previa a las sociedades anónimas. En fin, nunca faltó el motivo para el titular a lo ancho de la primera página, cuando en la primera página se publicaba fútbol…
En muchos de esos casos los comentaristas calificaron el último escándalo como “el peor de todos en la historia del club”. O sea, muchas veces se creyó que se había tocado fondo, que no faltaba ningún pecado por cometer.
Pues bien, confirmando aquello de que “siempre se puede estar peor”, hoy estamos en condiciones de decir que el escándalo que se vive en estos días es el peor, el más grave de todos los tiempos en el accidentado historial albo. Y lo es porque afecta al fútbol chileno en su conjunto.
El club más popular del país está roto en muchos pedazos y el pegamento útil no está disponible. Por de pronto, su esfera directiva no es compacta y el presidente de la concesionaria ha renunciado a su misión de gestionar el conflicto con el plantel de jugadores. En efecto, Aníbal Mosa dejó ese manejo en manos de su vicepresidente ejecutivo, reconociendo así su pérdida de autoridad a favor de su amistad con los cabecillas del movimiento.
Tampoco hay una unión directiva sólida. Al contrario, es artificial la articulación entre los dirigentes del club deportivo y la concesionaria. Más aún, un dirigente con trayectoria histórica en el club, Daniel Morón, dejó su puesto tras ser atacado verbalmente por los veteranos en rebelión.
Sobre el plantel y su unidad no puede garantizarse su cohesión. Se nos dice que están todos muy unidos, los más viejos y los más jóvenes, y todos aparecen, en efecto, publicando declaraciones. Pero, ¿habrá algún jugador joven que se niegue a firmar un documento ya firmado por Esteban Paredes, goleador histórico del fútbol chileno y apoyado por el presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales?
La brutal división entre el plantel y los hinchas es histórica. Nunca como ahora se leyeron ni escucharon expresiones tan violentas de los seguidores del Cacique hacia los jugadores. Mayoritariamente hay quejas por su falta de espíritu colocolino, por su codicia, por el error de traer a veteranos con ninguna identificación con el club y con los cuales no han ganado nada. Los blogs albos contienen muchos comentarios llenos de dolor y denuncias de traición.
Lo que empeora el conflicto, luego del fracaso de la mediación de la Dirección del Trabajo, es que participa el Sifup, irreflexivamente, llevando a todos sus miembros al tapete, comprometiéndolos con un grupo de privilegiados en tiempos de delicada demanda social. Algunos millonarios, cuya renta la producen los aficionados con su compra de boletos y suscripciones al CDF, se niegan a hacerle un préstamo al club que los cobija, en los mismos momentos en que pobladores salen a la calle movilizados por el virus y el hambre.