Tenemos que irnos acostumbrado a la “nueva normalidad” que se avecina. Hoy, por ejemplo, se inicia la atención experimental de público en centros comerciales (el Apumanque en Las Condes y tiendas de Patronato en Recoleta). Habrá cámaras con alarma para controlar el distanciamiento social, cierre de probadores de ropa y otras medidas. Será monitoreado el comportamiento del público para decidir sobre el futuro de la reapertura.
No es sólo el comercio el que experimenta en estos días de pandemia. Todas las actividades, de un modo u otro, muestran cambios, favorables (Netflix y el delivery) o desfavorables (cines, teatros, iglesias y mil más).
¿Y el fútbol? Ya se ha visto afectado, obviamente, por la suspensión de campeonatos en casi todo el mundo o por la cancelación de otros, como Argentina, que dio por terminado el suyo. Entre nosotros no hay acuerdo al respecto todavía. En realidad, no hay acuerdo en nada. Es tanto el desacuerdo, que el deseo más ardiente de muchos asociados es que renuncie el presidente de la ANFP, Sebastián Moreno.
Tampoco en algunos clubes. Los jugadores de Temuco no entienden que Marcelo Salas ahorre con sus sueldos, cosa que él no perdonó cuando jugaba. Y los de Colo Colo se niegan a una rebaja de sueldos y sólo aceptan hacerle un préstamo al club (sin intereses, según parece).
Tampoco la FIFA toma decisiones, aunque se rumorea la idea de autorizar cinco cambios en las alineaciones, aunque no queda clara la justificación. Sobre fechas, sólo aproximaciones.
Y el panorama de cambios posibles es muy amplio y quedan claros algunos que son obvios.
No podrá, por ejemplo, haber abrazos después de un gol ni al final de un partido ni en ningún momento.
Los capitanes no podrán saludarse de mano en su encuentro inicial en mitad del campo. Tampoco entregarán banderines en los partidos internacionales.
En ese mismo momento, cuando el árbitro sortea partida y lado, deberá hacerlo de una manera que está en estudio, pues no podrá lanzar una moneda al aire mientras esté prohibido el uso de efectivo. Lanzar una tarjeta de crédito no parece practicable.
Los besos quedan terminantemente prohibidos y no podrán darse ni recibirse. El castigo será severo para los besadores.
Obviamente, los ganadores de copas no podrán besarla como lo hacen actualmente los planteles completos. Ni siquiera se aceptará la desinfección posterior de los trofeos.
La firma de autógrafos quedará terminantemente prohibida.
Los camarines deberán tener amplitud suficiente para mantener la distancia física.
Los agarrones en el área podrán merecer la expulsión.
La falta que posiblemente tendrá más sancionados en Chile será escupir, al pasto o a los rivales.
Se medirá la temperatura a los jugadores antes del partido. No después, por el habitual calentamiento que producen los fallos del árbitro.
Los periodistas deberán desinfectar micrófonos y libretas.
Es sólo el comienzo.