Ayer se cumplieron 93 años desde que el 27 de abril de 1927 un decreto con fuerza de ley dispusiera la fusión del Cuerpo de Carabineros del Ejército con la Policía Fiscal, creando una nueva institución llamada Carabineros de Chile. En ese entonces, la creación de dicha institución se fundaba en la necesidad de reforzar el principio de autoridad, y de contar con agentes de orden público capacitados moral, física e intelectualmente para el desempeño de sus funciones diarias.

Han transcurrido casi 100 años y Carabineros se ha vuelto una institución central para nuestro sistema democrático, ya que, según lo dispone nuestra Constitución, está mandatado a dar eficacia al Derecho, garantizar el orden público y la seguridad pública interior. Es decir, el Estado de Derecho se sustenta en parte importante en el trabajo de las policías.

Ahora bien, los últimos años no han sido fáciles para la institución, ya que ha sido afectada por profundas crisis relacionadas con la probidad, el control de la autoridad civil, el sistema de inteligencia, la eficacia en el control del orden público y el respeto a los derechos humanos.

Se trata de situaciones graves que involucran a algunos de sus miembros, pero que han afectado a la institución, compuesta en su gran mayoría por hombres y mujeres capacitados moral, física e intelectualmente, como rezaba el decreto de su constitución.

Estas crisis son señales de alerta y se deben a que durante años olvidamos la necesidad de incorporar reformas que nos permitieran preparar a la institución para los nuevos desafíos que se enfrentan en las sociedades modernas. Llevamos años hablando de la reforma del Estado y no nos referimos nunca a Carabineros, una de las instituciones más longevas y relevantes de nuestra historia.

Es por eso que a comienzos de diciembre convocamos al Consejo para la Reforma de Carabineros, compuesto por un grupo transversal de expertos en materia de seguridad, derechos humanos y modernización del Estado. Concluido ese trabajo y con otros insumos, como el proceso de modernización impulsado desde 2018 por nuestro Gobierno a partir del Acuerdo Nacional por la Seguridad Pública y el informe de una comisión independiente conformada al alero del Senado, hemos comenzado un proceso de reforma cuyos principales aspectos quisiera destacar.

En primer lugar, se trata de una reforma y no de una refundación. Es decir, se pretende mejorar la institución desde una mirada integral, abordando todo el quehacer policial, pero reconociendo y respetando también su historia y tradición. La experiencia de más de nueve décadas de Carabineros de Chile, ampliamente valorados por la ciudadanía la mayor parte del tiempo, es un activo que no podemos desaprovechar.

Luego, se trata de una reforma de Estado, ya que se requiere una mirada transversal y de largo plazo. Por eso hemos convocado a una Comisión de Estado, que tuvo su primera reunión el 16 de abril pasado, y que además de los ministros del Interior, Hacienda y Justicia, y los subsecretarios del Interior y Prevención del Delito, la integran como invitados permanentes el presidente de la Corte Suprema, el fiscal nacional y el contralor general de la República. Al trabajo de esta comisión, cuyo objetivo es acompañar y darle continuidad a la hoja de ruta trazada para la reforma, esperamos también incorporar a la sociedad civil y a los expertos de la academia, que tienen mucho que aportar para la estabilidad y proyección de esta reforma.

Por último, se trata de una reforma con Carabineros. Esto quiere decir que la institución participará en todas sus etapas con un rol activo y protagónico, toda vez que de esta manera es posible hacer un correcto diagnóstico de la situación inicial, conocer las experiencias previas y lograr la necesaria adhesión a la reforma. A este respecto, quisiera destacar hasta ahora la disposición crítica y constructiva expresada en diferentes oportunidades por el Alto Mando de Carabineros.

La reforma aborda aspectos esenciales, como la gestión institucional, la relación con la ciudadanía, la creación de un Ministerio de Seguridad Pública, la carrera y la formación policial, todo bajo los criterios orientadores de modernización, legitimidad, sujeción a la autoridad civil, eficacia y eficiencia, transparencia y enfoque transversal de derechos humanos.

Carabineros, como ya he dicho, ha sido fundamental para el país y está llamado a seguir siéndolo. Por eso, junto con saludar y agradecer a cada uno de sus más de 60 mil miembros que han cumplido además un rol destacado en la lucha contra la pandemia del covid-19, hoy es tiempo de que concretemos, con mirada de Estado, una reforma indispensable para Chile.

Gonzalo Blumel
Ministro Del Interior