De risa y lágrimas fáciles, Francisco Saavedra es un rostro de la televisión que ha hecho de las emociones su sello distintivo. Parece ser la persona indicada, entonces, para conducir un programa que se centra en historias reales sobre lo que estamos viviendo millones de ciudadanos en Chile y el mundo: un encierro doméstico inédito, sin precedentes.

“Abrazo en línea”, que debutó el viernes en el horario estelar de Canal 13, se presenta como un docurreality que pretende ayudar a hacer catarsis en esta situación límite: nos muestra a otras personas con vivencias y emociones muy parecidas a las que nos inundan día a día. Saavedra las escucha, las contiene, les da consejos. Ríe y llora con ellas.

En estos tiempos, en que las apreturas económicas han hecho que la TV abierta retroceda años al reponer en su pantalla antiguas teleseries y estelares, se agradece que Canal 13 intente abordar esta contingencia más allá del área de prensa. En un panorama un tanto desolador, “Abrazo en línea” aparece como un esfuerzo de empatía con los chilenos y de tratar de hacer algo medianamente creativo dentro del encierro en que nos encontramos todos, incluyendo el animador, el equipo realizador y los protagonistas de las historias reales.

Sin embargo, no todo lo mostrado en el capítulo debut provocó el mismo interés. El encierro de la comediante Belén Mora no pareció tener nada especial y la historia de la joven que le pidió matrimonio a su pareja ante las cámaras parecía más bien un capítulo de “Contra viento y marea” que una situación de confinamiento. Lo mismo ocurrió con el caso de Áxel, el niño de la isla de Chidhuapi (Chiloé) que se mostró en la reciente Teletón. El animador lo trajo a este programa para relatar cómo un empresario, que lo vio en la transmisión de la cruzada solidaria, decidió regalarle un auto para que su madre no siguiera sacrificándose en los traslados al centro de rehabilitación. Esa historia tenía que ver con Saavedra (Áxel había dicho en una entrevista que quería conocerlo), pero no con las historias de encierro.

Así, se trata de una producción que se arma en torno a la figura de un rostro televisivo. Eso no importaría si todo lo narrado fuera igualmente interesante y conmovedor. El espacio ganaría mucho, además, si se dosificara un poco la extrema labilidad emocional del animador. La tensión dramática de un relato se logra de a poco y no todo puede ser tan intenso porque se pierde la capacidad de asombro. Pero sí hubo historias reveladoras, como la de la joven madre que padece coronavirus, que mostró cómo era el día a día de una familia con niños chicos, en un pequeño departamento, donde ella debe permanecer en una pieza cerrada.

Durante esta primera emisión, “Abrazo en línea” tuvo un promedio de rating online de 7,5 puntos, que lo puso en el tercer lugar en ese horario detrás de TVN (16,5 puntos) y de CHV (10,7), que emitían la película “Jesús de Nazareth” y el espacio “Podemos Hablar”, respectivamente.