Estamos viviendo la crisis sanitaria, económica y social más grave desde 1990. Está de más argumentar sobre la crisis sanitaria de la cual no teníamos antecedentes de esta envergadura desde la crisis de la gripe “española” de 1918 o la crisis de la influenza en 1957.
En materia económica, lo que tendremos este año va a superar la crisis de 1999, denominada la “gripe asiática”, que significó una caída del producto del 0.4% y la crisis una década después provocada por los sinvergüenzas de Wall Street que marcó una caída del producto de 1.6%. Este año, y de acuerdo al Banco Central, hasta ahora la caída del producto podría significar un 2.5%. Sin embargo en esta materia la directora del FMI ayer indica que el mundo entra en una recesión solo comparable con la de 1929.
En materia social la crisis actual se caracteriza por un aumento sostenido de la desocupación y en los que siguen ocupados es altamente probable una caída en sus ingresos regulares. En resumen, Chile enfrenta en estas tres dimensiones la más profunda crisis desde el retorno de la democracia.
La oposición o más bien dicho las oposiciones tienen una tarea de envergadura. Digo las oposiciones porque en los hechos existe más de una. Tenemos una oposición desde la Democracia Cristiana; una oposición agrupada en la denominada Convergencia Progresista que integra al PPD, al Partido Socialista y al Partido Radical; una oposición en el bloque denominado Unidad por el Cambio en que participa el Partido Comunista, el Partido Progresista y la Fuerza Regionalista Verde Social; una oposición agrupada en torno a la parte mayoritaria del Frente Amplio, constituida por Revolución Democrática, el Partido Liberal, Convergencia Social y Partido Comunes, y finalmente los que se retiraron del Frente Amplio y que serían una quinta oposición integrada por el Partido Humanista, el Partido Igualdad y diversos movimientos.
No se puede hablar en Chile, en consecuencia, de una sola oposición, no obstante han existido esfuerzos significativos de la abrumadora mayoría de esas oposiciones en torno a cómo enfrentar la crisis descrita en una acción conjunta con el Gobierno. Lo anterior se traduce en que el día lunes de la presente semana 11 partidos de oposición a través de la firma de sus 11 presidentes plantearon una propuesta común de diagnóstico y de alternativas para enfrentar la crisis.
En mi opinión ha sido la mejor conducta de los últimos meses, no obstante enturbiada al día siguiente por el bochorno de la misma oposición firmante y de su derrota en la administración de la Cámara de Diputados. Pero me quiero quedar en lo positivo, que fue la declaración de este lunes. En esa declaración, por el tono y la disposición a colaborar con el Gobierno para enfrentar la triple crisis, me parece correcto que el país necesita una oposición como la allí expresada, que aborda con seriedad la situación que vivimos y que tiene claro que quien conduce el momento es el Gobierno y que, en consecuencia, nuestras propuestas deben ser dialogantes y constructivas.
En esta declaración, la oposición de centro y de izquierda le plantea al Gobierno tres propuestas esenciales: la primera es ayudar a la población más vulnerable de la sociedad chilena en esta crisis, nos referimos a 2.600.000 chilenos que por la naturaleza de sus actividades no tienen protección alguna frente a la pérdida del trabajo y sus ingresos: los denominados “informales”.
Este grupo debe ser la primera prioridad y es por eso que propusimos la creación de una renta familiar por los meses que sea necesario para toda persona que haya perdido su trabajo o sus ingresos durante esta crisis. El Presidente, coincidiendo con nosotros, en su segundo paquete de medidas la aborda mediante la inyección de un fondo de US$ 2.000 millones para este grupo, lo que pedimos es urgencia en definir, ahora, cómo llegará esta ayuda a ese universo de chilenas y chilenos. Una segunda propuesta nuestra al Gobierno implica suspender por los meses que corresponda todo pago de cuentas de servicios básicos y de todo tipo de créditos con el objeto de ayudar a millones de chilenos para enfrentar la crisis mencionada.
Así mismo coincidimos con el Gobierno en el paquete de medidas pro empresa, esperando que se rectifique en el trámite parlamentario respectivo a lo menos una fijación de la tasa de interés en el marco de la línea de crédito asegurada con garantía estatal. Esas son nuestras tres propuestas esenciales para colaborar con el Gobierno y resguardar a millones de trabajadores y pequeños y medianos empresarios que están viviendo momentos de gran incertidumbre.
Frente a la triple pandemia que vivimos, en mi opinión, la tarea de la oposición es fiscalizar, pero sobre todo colaborar con quien tiene la conducción y administración de la crisis que vivimos, colocando siempre en nuestros objetivos las urgencias y angustias de los trabajadores y de los más vulnerables de nuestra sociedad.