Compatriotas:
En estas horas de angustia y preocupación, que no crezca el miedo ni avance la oscuridad. En nosotros está la solución y la salida. Los chilenos hemos estado a la altura de los desafíos que nos ha puesto la naturaleza y la historia. Es una actitud colectiva que nos caracteriza como nación y que ha sido reconocida y elogiada, desde hace décadas, en el mundo entero.
(¡Anda a lavarte las manos con jabón, y aprovecha de lavarte la boca, más mejor, ooooh!).
Por favor, les pido respeto, y no más interrupciones. Prosigo con mi intervención, cargada de una reflexión que espero sea compartida, porque mi ánimo es fraternal y transversal mi voluntad.
(¡No le pongái tanto, que te conocemos!).
Enfrentamos un enorme peligro, debemos hacerlo como humanidad y me incluyo en la categoría. Un peligro que está en lo que no se ve, en eso que no aparece frente a nuestros ojos: me refiero a un peligro in…
(¡Invisible! Tírate otra idea nueva más mejor, ooooh! ¡Soy más evidente que exdiplomático! ¡Cabeza de burócrata!).
¿Me van a dejar seguir, de una vez por todas?
(Siempre que no nos hablís de la peste negra y de la gripe española, así que deja descansar la Wikipedia. ¡Vos que te las dai de iluminado! Y cero menciones a Churchill, Voltaire y Keynes; y tampoco nos hablís del túnel y de la luz de salida, por favor).
Se los prometo.
(Sigue nomás).
Gracias. Les decía que estamos en el pórtico de un cambio civilizatorio, donde la transformación del modelo social imperante nos alcanzará a cada uno de nosotros, porque después de la pandemia ya no seremos el mismo sujeto y tampoco la misma persona.
(¡Vos vai a seguir siendo el mismo de siempre, ¡aturdido!).
Por favor, no más interrupciones, escuchémonos como corresponde. Hay un virus que nos invade y nos atemoriza. ¿Pero cómo se llama el virus que más ha penetrado el corazón del hombre? ¿De qué virus estamos hablando? ¿Cuál será su verdadero nombre? ¿Se llamará intolerancia? ¿Quizá egoísmo? ¿Será insensibilidad o acaso individualismo?
(¿De qué estái hablando, saco de peras? Se llama coronavirus, pajarón a la vela).
Estoy hablando de recuperar la civilidad y de sentir que la pandemia es una oportunidad.
(¿De qué?).
De explorar nuevos caminos, recuperar las confianzas, practicar la vida en comunidad, interactuar a lo largo y ancho del tejido social, responder al llamado de la espiritualidad y relegar lo que nos divide, porque la superación de la pandemia implica un camino de unidad y reencuentro entre los chilenos.
(¡Se te está cayendo la mascarilla por el lado derecho! ¿Tú creís que somos tontos?).
Insisto: descubrir nuevas sendas de progreso para la humanidad, porque el virus reveló las contradicciones del modelo y las grietas de la globalización, eso es evidente, y es por eso que no podemos seguir haciendo más de lo mismo.
(¡Ahora se te cayó pal otro lado! ¿Ya te enchuecaste o ya te enderezaste? ¿Tú creís que somos tontos?).
No.
(¡Di la verdad alguna vez! ¿Tú creís que somos tontos?).
No.
(¡¡Mentiroso!!).
He dicho.
(¡Anda a lavarte las manos con Lux, más mejor: vos que te creís estrella! ¡Soy demasiado tonto para ser útil!).