El fútbol chileno atraviesa un momento crucial, tanto en lo nacional como en lo internacional, donde también se debe incluir al mayor de los equipos: la Selección de Chile.
Son semanas y meses decisivos y serán extendidos, pero durante todo este trance lo primero es lo primero, y es capital: que se logre jugar. Solo eso y así de simple. Ni siquiera que lo hagan bien y como corresponde, e incluso más allá de los resultados, porque la cosa está en el terreno de lo elemental.
¿Es mucho pedir? Esto es algo que deben decidir las autoridades respectivas y las instituciones del caso, pero sabiendo que lo que está sobre la mesa es un asunto mínimo y básico que tiene que ver con sobrevivir.
Cada vez que se suspende un partido con anticipación y por razones de seguridad se da un paso atrás.
Si Universidad Católica frente a Unión Española, el pasado viernes a las 18:30, no se podía realizar en San Carlos de Apoquindo, para eso está, por dar el nombre de un estadio cercano, El Teniente de Rancagua a 45 minutos de la capital.
Estas son épocas tumultuosas e intranquilas, y lo único que debemos saber es que no serán breves. El resto del saco se llena con opiniones, juicios, ideología y cada uno con su cada uno, pero el hecho central y objetivo es lo dicho: será un tiempo largo.
Y no hay nada peor que no ser capaces, suspender un partido y además dejarlo en el limbo, como imagen de impotencia y señal de incapacidad, porque ni siquiera pueden asignarle de inmediato un día y una hora.
No habrá soluciones perfectas ni programaciones ideales, más bien al contrario, pero hay que sacarlo adelante y para eso se requiere valor, imaginación y dejar de lado el llanto, las recriminaciones y los desánimos, que son las enseñas del club de los inútiles.
No se trata solo de un encuentro, consiste en derrotar la adversidad, unir fuerzas, empujar juntos y sacar adelante al fútbol de Chile, es decir, que sea posible y viable.
Sin exagerar: que exista.
En término fáciles de entender: que se juegue.
¿Cambiar los escenarios? Por ejemplo.
¿Trasladarse de ciudad? También.
¿Modificar y ajustar horarios? Se hace.
¿Que la selección enfrente a Colombia fuera de Santiago? Quizás.
En las semanas que vienen, y en martes y miércoles consecutivos, Colo Colo y la UC reciben a los rivales de sus grupos en la Copa Libertadores: Atlético Paranaense y Peñarol, el primero; América de Cali y Gremio, el segundo.
El domingo 22, por el torneo nacional, el clásico de Universidad de Chile y el equipo albo.
Y el último día de marzo, contra Colombia por las Clasificatorias.
No hay manera de cambiar la época que nos tocó vivir y por eso lo imperativo es seguir viviendo. Con otras palabras: jugar.