Los clubes grandes acaparan la atención de los medios de comunicación, aunque los más pequeños, en ocasiones, hacen méritos para distraer las portadas de los diarios, sitios web o los minutos de las radios y la televisión.
Audax Italiano, Huachipato, Coquimbo Unido y Unión La Calera avanzaron en la Copa Sudamericana con indudable mérito. Los itálicos tenían cuesta arriba la llave por su derrota 2-0 en Perú ante Cusco, pero se impusieron con autoridad por 3-0 con una actuación consagratoria de Rodrigo Holgado, autor de los tres tantos. Bien por el cuadro de Francisco Meneghini, quien en dos campañas internacionales superó la fase inicial, con juego atildado y mejorando a los protagonistas. Encontrarle el puesto definitivo a Juan Leiva en los cementeros, el año pasado, habla de un entrenador que aporta en el crecimiento de sus dirigidos.
Huachipato sufrió hasta el final ante Deportivo Pasto, pero trajo la clasificación. Estaba para nocaut, pero dispuso de fortuna y un atento Yerko Urra en el pórtico. El gol de Juan Sánchez Sotelo resultó un premio excesivo, pero da lo mismo. Gustavo Florentín, fiel a la escuela paraguaya, se ordenó desde el fondo, armó una zaga de cinco defensores y sus volantes fueron una literal primera línea. En este tipo de partidos, donde la ida es clave, si no se recibieron goles, proteger el rancho es una fórmula vigente.
Coquimbo casi liquidó en el Sánchez Rumoroso frente al Aragua y en Venezuela soportó con velocidad crucero. Bien por el conjunto de Germán Corengia. La Calera mostró que este año, si no la desarman en el receso por la Copa América, está en condiciones de amagar a los grandes, al menos por el segundo cupo directo a la Copa Libertadores.
Lo normal era seguir resaltando un desempeño notable, porque los cuatro esperan rival en el sorteo de mayo para los duelos del segundo semestre. La salida de Mario Salas en Colo Colo y el futuro de los albos es un hecho ineludible. Cometió muchos errores el viñamarino, en especial desde la salida de Agustín Orión. Es cierto que afrontó un momento complejo, al gestionar un plantel con demasiados caciques desde el ciclo de Pablo Guede y Héctor Tapia.
En este cruce, por el carácter de Salas, era natural que hubiera heridos. Orión, Jorge Valdivia y Jaime Valdés cobraron en el plantel, pero su determinación no sería gratis. Desde la salida del arquero argentino se notó una baja en el rendimiento, más allá de las estadísticas. En rigor, Colo Colo nunca se pareció a un equipo de Mario Salas.
El “Comandante” careció de muñeca. Este golpe tiene que hacerlo madurar. Es un entrenador calificado, probo y si entiende lo que ocurrió puede seguir creciendo y ser una alternativa para la selección nacional.
En la mira quedan los futbolistas albos. La derrota en Curicó fue muy fea. Así no se puede perder. Los hinchas observaron incrédulos la manera en que cayó el club más ganador del fútbol chileno. Todos quedaron en la mira y bajo sospecha. Se pareció mucho al bochorno ante Palestino, cuando dirigía José Luis Sierra. Muchachos, la gente tiene buena memoria…