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Domingo 23 de febrero de 2020
Trump apuesta por exbastiones demócratas claves en su triunfo de 2016 para su reelección
Los tres estados del cinturón industrial de Estados Unidos han disminuido su tasa de desempleo, aunque el estancamiento del último año puede perjudicar al Presidente.
Fueron las inesperadas llaves del triunfo de Donald Trump en 2016, y hoy se perfilan como el principal campo de la batalla por los comicios de noviembre. Michigan, Pensilvania y Wisconsin, tres antiguos bastiones demócratas en el cinturón industrial del noreste de EE.UU., ya están en el centro de la campaña del mandatario y de los opositores. Y aunque los indicadores económicos han mejorado en la actual administración, la carrera por esa zona está abierta.
Aunque el botín de esa competencia no parece grande (46 delegados de los 538 del Colegio Electoral), es decisivo. Sin los 20 electores de Pensilvania, los 16 de Michigan y los 10 de Wisconsin, Trump no hubiera ganado en 2016. Esos votos también fueron claves, porque no estaban en la mayoría de los cálculos: Pensilvania y Michigan no apoyaban a un presidenciable republicano desde 1988, y Wisconsin, desde 1984. Además, el margen por el cual Trump los obtuvo fue extremadamente ajustado: menos de 1% en cada uno, o sea unos 78.000 votos de ventaja sobre la demócrata Hillary Clinton.
De cara a noviembre, es fundamental para el republicano retener los apoyos de esos estados, donde el 80% de población es blanca. Para ello necesita probar que cumplió la promesa de revitalizar esa zona próspera en el siglo pasado, con el auge de la industria automotriz, y ahora castigada por la desindustrialización que comenzó en los 90 y por la crisis de 2008, que supuso el cierre de fábricas y un alza del desempleo.
Con un crecimiento económico de entre 2% y 3% —que Trump atribuye a su baja de impuestos y a la guerra comercial con China—, en las últimas semanas el Presidente ha hecho especial énfasis en la situación del cinturón industrial. En su reciente discurso sobre el Estado de la Unión aseguró hay un “boom del cuello azul”, es decir, una bonanza para los obreros de la industria manufacturera que son numerosos en estos tres estados, donde menos del 30% de la población tiene estudios en educación superior.
Trump dijo que en su gobierno se instalaron 12.000 nuevas fábricas, mientras que en los dos períodos anteriores se perdieron 60 mil. Bajo la administración del republicano, además, los tres estados mejoraron sus cifras de empleo. En diciembre pasado, cuando EE.UU. tenía un 3,5% de desempleo, su mejor cifra desde 1969, Wisconsin marcó 3,4%; Pensilvania, 4,5%, y Michigan, 3,9%, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). En diciembre de 2016, un mes antes de que Trump asumiera la Presidencia, 3,7% en Wisconsin, 5,3% en Pensilvania y 5,1% en Michigan.
El problema es que la tendencia a la baja en la tasa de desempleo se estancó en el último año, principalmente en el sector manufactura. Según datos de la BLS, de enero a septiembre de 2019, Pensilvania perdió 8.100 puestos de trabajo en esa área; Michigan, 6.500, y Wisconsin, 4.700. La causa detrás de eso, según Reuters, pueden ser las medidas proteccionistas que buscaban lo contrario. Por ejemplo, Pensilvania, donde es fuerte la industria siderúrgica, el número de empleos en manufacturas cayó en octubre casi al mismo nivel que cuando asumió Trump, después de que EE.UU. impuso aranceles al acero, lo que podría haber afectado las cadenas de suministro.
Un punto más claro a favor de Trump es la situación de los salarios. Los últimos datos de la BLS indican que de junio de 2018 a junio de 2019, los sueldos semanales aumentaron un 4,1% en Wisconsin, un 2,4% en Michigan y un 3,8% en Pensilvania.
Encuestas
Apoyada en esos indicadores, la valoración de la gestión económica de Trump es positiva. Según una encuesta de la Baldwin Wallace University en esos estados, la aprobación de la administración en esa materia —52,3% en Pensilvania, 48,2% en Michigan y 48,7% en Wisconsin— es mayor a la desaprobación. Pero el respaldo general a Trump es más bajo que su desaprobación, en ese y otros sondeos en la zona.
“Eso deja a la campaña de Trump en una difícil posición inicial. Realmente necesitará aumentar la participación de su electorado para ganar esos estados. Esto será difícil, porque es probable que su oponente (demócrata) no sea tan impopular como Hillary Clinton”, dice Barry Burden, director del Centro de Investigación Electoral de la Universidad de Wisconsin-Madison.
“Clinton no hizo una buena campaña en estos tres estados en 2016 y, en parte, es por eso que los perdió por estrechos márgenes. Ahora parece que los votantes demócratas que se quedaron en casa en 2016 votarán”, complementa David Schultz, politólogo de la Universidad de Hamline, quien ha escrito sobre los llamados estados indecisos, claves o bisagra porque no siempre votan por el mismo partido.
En esa línea, un sondeo Reuters/Ipsos indica que en las grandes áreas urbanas del Medio Oeste, la cantidad de personas que dijeron que estaban “seguras” de votar en las próximas elecciones presidenciales aumentó a 67%, 10 puntos más que hace cuatro años. En esas áreas, los opositores son más fuertes, mientras que los republicanos lo son en zonas rurales. Parte del diagnóstico de la derrota de 2016 es que muchos votantes de ciudades como Filadelfia (en Pensilvania) y Milwaukee (Wisconsin, sede de la Convención Demócrata de julio próximo) no participaron de los comicios.
Además, un sondeo de la Universidad de Quinnipiac publicado el jueves muestra que todos los principales candidatos demócratas obtendrían triunfos estrechos contra Trump en Michigan y más holgados en Pensilvania; mientras que el mandatario se impondría con comodidad en Wisconsin.
Aunque se podría desconfiar de los sondeos —en 2016 predijeron victorias de Clinton en esos estados—, las elecciones de mitad de período de 2018 pueden servir de indicador: los demócratas arrebataron a los republicanos las gobernaciones de Michigan y Wisconsin, tras lo cual los tres estados están dirigidos por opositores.
La elección además podría decidirse en otros estados clave como Ohio, también parte del cinturón industrial, o Florida, donde Trump parece tener apoyos más holgados. Pero por ahora las fichas de todos parecen puestas en los tres estados que le dieron la victoria al Presidente hace cuatro años.
El súper PAC demócrata American Bridge anunció que invertirá US$ 10 millones en las próximas semanas en anuncios de distinto tipo en Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Mientras, el vicepresidente, Mike Pence, se ha convertido en una suerte de enviado especial de la campaña de su jefe en la zona.