Los castigos que sufrieron Coquimbo Unido y Universidad Católica por los incidentes frente a Audax Italiano y O'Higgins, respectivamente, parecen atendibles de acuerdo a la gravedad de los hechos. A partir de este antecedente, lo que aconteció en el pleito entre Colo Colo y la UC, en el que el directorio de la ANFP resolvió mantener el 2-0, luego que la Garra Blanca agredió a Nicolás Blandi, augura una determinación categórica del Tribunal de Disciplina.
La realidad nos indica que mientras se mantenga el clima de agitación social, con un grupo minoritario que busca de forma totalitaria imponer su visión violenta del fútbol, es probable que en los próximos meses —al menos hasta la realización del Plebiscito de abril— las canchas locales y la organización de los encuentros sean puestas a prueba.
En otras ocasiones, las crisis económicas tuvieron al fútbol local contra las cuerdas. Hoy lo que sucede en la sociedad afecta a una actividad que siempre le hizo el quite a lo que ocurría fuera de su entorno. El ideal es que todos los clubes, pero en especial los que enfrentan conflictos permanentes o cíclicos, afronten esta contingencia con grandeza, obviando la ventaja mínima.
No es una temporada normal. Deportes La Serena, el último ascendido a Primera División, gracias a un playoff que se instalará en los anales de nuestras estadísticas, recibió el premio de volver a la categoría mayor, pero con escasas opciones. Cuando venció por penales a Deportes Temuco apenas restaba un día para el inicio del campeonato, pero además, el mercado estaba cerrado, los futbolistas disponibles eran escasos. La mayoría de ellos sin preparación para competir de inmediato. Entonces Francisco Bozán, el entrenador granate, tuvo que enfrentar un escenario ultra complejo.
La interrogante es saber si en el norte existirá conciencia de esta circunstancia. En esta línea, el objetivo es sumar con realismo hasta el inicio de la segunda rueda, donde no pueden equivocarse con los tres refuerzos.
En este 2020 impredecible, altera el desarrollo del certamen que Coquimbo, Universidad Católica y Colo Colo jueguen en casa sin hinchas. Sus visitantes tendrán una ventaja que no esperaban, porque los tres, por regla general, son fuertes en sus estadios. El público no ataja, no marca ni hace goles, pero en ocasiones proporciona esos condimentos anímicos que el rival siente. En San Carlos el visitante sabe que el segundo tiempo es largo y la cancha muy ancha; en el Sánchez Rumoroso, los “piratas” levantan su rendimiento.
¿Colo Colo?
El momento actual del Cacique da para una columna aparte. El conflicto entre el cuerpo técnico y los jugadores se percibe. En rigor, Mario Salas planteó terminar con el eje de poder que se construyó en el vestuario del Monumental desde el ciclo de Pablo Guede, quien generó un cogobierno difícil de enfrentar. El poder seduce y cuando se tiene cuesta entregarlo. El problema para Salas es que necesita ganar y en Colo Colo, perder tres partidos seguidos es sentarse en la silla eléctrica. Cuando eso pasa, los entrenadores se nublan. Solo así se explican sus declaraciones luego de la derrota ante los cruzados. A nadie se le cae la corona si dice que el rival lo superó de principio a fin.