Cada cierto tiempo, y generalmente cuando quiere aclarar, desmentir o solo decir algo, el seleccionador Reinaldo Rueda se aparece fugaz en algún medio, hace una conferencia de prensa “para los que estén” o utiliza la página web de la ANFP para hacerlo. Rueda, claro, pocas veces se arriesga si pretende publicitar su pensamiento.
Lo concreto es que el DT usó una de esas fórmulas hace pocos días —la web institucional— para aclarar que su compromiso con la Roja es total y que no piensa tomar sus cositas ante posibles ofertones que le lleguen. Ello a raíz de una publicación que informó de varios interesados por contar con los servicios del hijo ilustre de Honduras, lo que unido a su fastidio por la pelea de poderes que hay en la dirigencia del fútbol harían pensar que está evaluando el abandono prematuro. Pero no. Por ahora, Rueda afirma que se queda, entonces habrá que hacer fe y trabajar sobre la base de que los desafíos próximos de la selección serán con Rueda sentado en la banca.
Contando con ello es que otra de las declaraciones de Rueda en la web hay que analizarla con detención. El colombiano, a raíz de la actuación de la Sub 23 en el Preolímpico, tiró una reflexión sorpresiva e inédita desde que llegó a Chile. Dijo Rueda que “el futuro del fútbol chileno tiene una generación ambiciosa que hereda las características de la generación ganadora de la última década”. Tremendo lo que dice Rueda. Esperanzador, sin duda. Quizás hasta temerario. Pero una visión optimista que, al menos, equilibra un tanto los malos augurios que el medio ha hecho tras la constatación del desgaste de la generación aquella de los triunfos históricos.
Es cierto. Es un hecho que no estamos en presencia de una sangre nueva guerrera, talentosa y próspera como la que Marcelo Bielsa logró amalgamar y darle un sello. Pero vamos, al menos hay brotes que indican que no todo está perdido. Jugadores jóvenes de menos de 25 años hay algunos, como se vio en el Preolímpico. A Cabrera, Alarcón, Ramírez, Cuadra, Aránguiz y Suazo les falta terminar su proceso de maduración y, en una de esas, Morales y Araos rectifican sus caminos y toman en serio sus capacidades para jugar. Pueden ser opciones de recambio.
Pero un puñado de buenos proyectos no basta para ver con algo de tranquilidad el futuro competitivo inmediato de la Roja.
Hay más. Los estandartes hoy pasan por mejores momentos que los vividos en los últimos años. Bravo juega cada tanto en el City; Vidal, cada vez más, muestra ser un factor importante en Barcelona; Aránguiz es inamovible en Alemania; Alexis ya está calentando motores en Inter. No es poco.
Si a ellos se agregan las carreras que están construyendo Pulgar en Italia, Maripán en Francia, Díaz en Argentina y Vegas, Baeza, Meneses y otros en México, hay espacio para ser optimistas.
Rueda debe pensar eso cuando dice que su proyecto sigue adelante. Quizás lo cuente en su próximo informe en la web.