El planeta es, después de todo, redondo. Si camina uno muchísimo, más que alejarse, se acerca al punto de partida. O sea, no hay grandes novedades. Y lo que uno cree que es invención formidable en una parte, en las antípodas ya lo hacían hace siglos.
Por ejemplo, en Escocia, tierra lluviosa, verde y ovejera, fabrican, muy ufanos de su originalidad, un curioso manjar que se come con recipiente y todo: cosen una panza de oveja transformándola en bolsa, que rellenan con otras partes de la bestia y algunas hortalizas; la cuecen y la sirven en una fuente que es llevada al comedor entre gaiteros y homenajes. Se come lo de adentro y lo de afuera.
Esta usanza recuerda esos barroquísimos platos rellenos que cocinaban en España para bodas como las de Camacho, en las cuales Sancho Panza, “espumando” no más la olla, sacaba un ganso y dos gallinas como tentempié: se ponía un pichón dentro de una gallina, la gallina adentro de un lechón, el lechón adentro de una oveja, la oveja adentro de una ternera, y la ternera adentro de un buey. Este era luego asado en esas enormes chimeneas, hechas precisamente par asar bueyes enteros, como las que todavía se ven en el palacio de los Papas en Aviñón.
Pero España queda todavía muy cerca de Escocia, y por eso hay tanta distancia culinaria entre este buey y la panza rellena. Había que seguir viajando hasta las antípodas para encontrar un guiso exactamente igual al escocés: la “cima” chilota, que se hace sobre la base de los mismos ingredientes y con el mismo procedimiento, aunque sospechamos que una mano italiana se ha metido aquí en la cocina de la verde isla, porque en Italia también fabrican la misma “novedá”.
Pero hay otras afinidades chilotas/escocesas: en Escocia (en realidad, en todo el norte de Inglaterra) aman ciertos panes cocinados simplemente sobre una plancha de fierro (el
grid) o una piedra plana calentada al fuego. Igual que las
gaufres belgas, que las churrascas chilenas y las piadinas italianas.
Cocinar con piedras calientes es harto astuto. El curanto en hoyo es réplica chilota de iguales cocimientos en Oceanía y de la huatia y la pachamanca peruanas. Pero como son preparaciones complicadas, prolijas y largas, que exigen mucho tiempo y paciencia (cosas que Madame no está dispuesta a invertir en zarandajas), nos iremos por los pancitos en plancha caliente. Mire, vea.
Piadina
Cierna 500 gr de harina con pizca de sal y unos 20 gr de levadura seca. Haga un hoyo al centro, ponga ahí 50 gr de manteca o mantequilla, agregue poca agua y forme una masa lisa y algo dura. Leude 30 min. Usleree hasta dejar la masa de 2 mm. Corte discos de 20 cm de diámetro. Cuézalos en plancha caliente, como panqueques, hasta dorarlos por ambos lados. Sirva caliente con jamón serrano o queso.