Nada más divertido que hacer un cuestionario sobre qué se sabe y qué se opina respecto del pensamiento humano. Lo que está claro es que pasamos a una era en que la organización de nuestros pensamientos se ha hecho muy importante. Tal vez porque el pobre cerebro que antes tenía que procesar diez ideas y estímulos, ahora —en el mismo lapso— tiene que procesar mil pedazos o toneladas de información. El cerebro se hace adicto. Cuando lo relegamos al campo, el silencio o el ruido del mar, protesta y la ansiedad aumenta.
La organización del pensar es la base de la organización de la acción. Y hoy es clave para el ajuste al mundo en que vivimos. Porque cómo hacemos para organizar nuestro pensamiento en un mundo veloz y voraz. Los científicos dicen que demoró siglos para el hombre como especie desarrollar la capacidad de procesar estímulos diversos y simultáneos, para llegar a organizarnos. Es de vida o muerte que así sea.
En medio de la vorágine que procesa nuestro cerebro tratando de organizar los pensamientos para no volvernos locos, el descanso se hizo cada vez más difícil. La sobre-estimulación no se detiene cuando cerramos los ojos y dormimos sobrecargados de los mil estímulos que esperan para ser procesados. Es como la cola en tiempos de guerra, hay muchos que esperan y otros, los menos, que sencillamente dieron la batalla por perdida. Pero se quedan en la cola, por si acaso.
El cerebro se hace adicto a organizar desesperadamente las ideas. Es como dejar la juguera prendida hasta que se fundan sus piezas. Nosotros, los mortales, nos fundimos cuando ya no podemos organizar nuestro pensamiento. Esto es el famoso estrés o agotamiento biológico del cerebro y a veces también del resto del cuerpo. Porque tenemos que tener en cuenta que ni el sentido común ni la ciencia pueden reemplazar el peso de la experiencia. Y nuestro pobre cerebro no está solo procesando el pensamiento, sino que también todos los miles de estímulos que lo rodean y que a su vez producen otras experiencias que, aunque estén solo en el pensamiento, igual requieren ser procesadas.
No se puede organizar el pensamiento cuando no hay espacio para ello. Sugiero que volvamos a la biología y busquemos silencio, y espacios de paz para dar paso al descanso verdadero. Sobre todo al silencio.