Si algo aprendí de la implementación del VAR en la primera fecha es que hay penalcitos escondidos, imperceptibles, que no reclaman ni los más vivarachos y que se convierten en cobros de un juez tan desprevenido como todos nosotros. ¿Es de justicia sancionar algo que nadie reclamó? Pues sí, que para eso está el sistema y seguramente con el correr de los tiempos y en el afán de protagonismo de los réferis tecnológicos, también encontrarán más agarrones en el área, que de eso está lleno y se harán la América con las pelotas detenidas.
En lo estrictamente futbolero, habrá que subrayar que la Universidad de Chile perdió los dos primeros partidos de la temporada, y, así como vamos, la fragilidad espiritual de un equipo tensionado irá aflorando en la medida que se acerque la Copa Libertadores. El equipo de Caputto tiene más variantes, pero sufre todavía de males incurables de la temporada pasada, como la desprolijidad defensiva y la falta de jerarquía para aprovechar las instancias claves de cada pleito.
La Católica de Holan nos obliga a acostumbrarnos a un nuevo escenario, más vertical, más vertiginoso, con más imprecisiones. La contundencia ante Wanderers cuando los caturros quedaron en desventaja puede ser vital proyectando la temporada, pero este es otro equipo, con otra idea y hay que tener claro que en ese esquema habrá jugadores que sentirán el cambio, porque se dividen y se regalan muchas pelotas. Todo lo contrario de Colo Colo, que camina en el otro sentido.
Por lo pronto, el fútbol se mueve, lo que no es poco. En Valparaíso hubo batalla campal que habrá que adjudicar a los vicios del fútbol y no a la justicia social de la primera línea, donde las barras festejaban la unión inquebrantable. Como casi todo el país, habrá que prepararse para marzo, que es el mes de las clasificatorias y de un exigente calendario para los equipos locales en el ámbito internacional. Al menos en varios ya se nota el cambio para afrontar una lucha que en los papeles se ve desigual, pero donde lo importante será brindar un nivel competitivo que mejore nuestros estándares continentales, donde seguimos en el fondo del pozo.
Mientras tanto, Reinaldo Rueda, en su natal Colombia, analiza al equipo preolímpico que se juega un partido clave en su afán por romper todos los pronósticos. El seleccionador sigue dolido por el cierre de la temporada, reprochando el egoísmo de los equipos, pero olvidando mencionar que todos renunciaron sin chistar a sus jugadores para el arranque de este torneo, incluidos varios que podrían perder aportes claves si el cuadro de Redín sigue avanzando.
A Rueda le ha faltado imponer una voz más potente para reclamar lo suyo, y su presencia por estos días se valoraría para propiciar un diálogo con los entrenadores que no ha sido fructífero. Desconozco si habrá hablado con Holan, por ejemplo. O si su parecer se tomó en cuenta para los reglamentos de este año, como el de los minutos para los juveniles. Pero, ya se dijo, lo importante es que nos movemos. Con cautela. No vayan a cobrar penal.