Dentro de la programación gratuita de Santiago a Mil se estrenó “Mañana es otro país”, performance teatral creada en coproducción con el Teatro Real Flamenco de Bruselas, que propone en la Corporación Cultural de Recoleta una experiencia inmersiva en torno al tráfico de inmigrantes. Con dramaturgia y puesta de Michael de Cock, director artístico de ese teatro, vierte por primera vez a nuestro idioma el mismo proyecto que desarrolló primero en Turquía hace cuatro años, y luego repitió en siete países europeos con actrices locales. Desde hace al menos 20 años que el actor, director y dramaturgo belga, también guionista de cine, busca intervenir en el cada vez más agudo problema mundial de los refugiados e inmigrantes ilegales, tanto a través del teatro juvenil al que suele dedicar sus esfuerzos, como en el periodismo, su ocupación paralela.
Adaptando la idea a la realidad continental, el acto invita a compartir el doloroso viaje que hace una niña junto a su madre (a quien nunca vemos), ambas encerradas en el acoplado de un camión, huyendo de su devastado país natal a otro desconocido que le dé una nueva chance. Asustada y confundida fuera de su hábitat, la chica se resiste a dormir para no tener pesadillas y mata el tiempo y la incertidumbre inventándose juegos con lo que tiene a mano, gastando energía física y, sobre todo, divagando. A través de lo que recuerda o imagina se revela el horror por el que está pasando, tan inexplicable que ella ni siquiera se atreve a enfrentar.
Lo singular es que todo ocurre en un container de 12 metros de largo en el que durante una hora convivirán los 40 viajeros —los espectadores— embarcados en la travesía. En un encierro claustrofóbico y sofocante (aunque hay aire acondicionado), iluminado buena parte del tiempo solo por una pequeña linterna que opera la niña, ella se desplaza por un pasillo de 80 centímetros de ancho al medio del público sentado a los costados. El único rol lo resuelve bien María José Parga, actriz chilena residente en Bélgica hace una década, que fue la sensitiva protagonista de “Juana” en 2004, creación de Manuela Infante.
Se debe advertir que si bien hay un texto y una situación que se representa, esta no es una entrega para ser apreciada como un espectáculo teatral. La disposición del espacio y la escasa luz dificultan que se pueda seguir el accionar de su personaje, en especial cuando ella permanece en el extremo opuesto del corredor. Hay poco que ver, pero queda concentrarse en lo que se dice y en la angustiante sensación que se intenta trasmitir, el reflejo de una circunstancia inimaginable. Por lo mismo, ya que se planea presentarla a estudiantes para generar conciencia de esta lacra, sería bueno recortar el resultado en varios minutos. Una hora de duración es demasiado, incluso para espectadores adultos, peor si no se entra en el juego propuesto.
Corporación Cultural de Recoleta. Miércoles a domingo, a las 20:00 horas. Hasta el 26 de enero.