Jorge Salazar, presidente de Deportes Valdivia, reveló en distintos medios de comunicación la intervención de Martín Iribarne, director de la ANFP, en la controversia que mantienen los sureños con Unión La Calera sobre la opción de compra del jugador Erick Wiemberg. Con documentos en la mano, establece que el lateral izquierdo pertenece a los ribereños, pero denuncia a Iribarne, exfuncionario de los hermanos Ricardo y Sebastián Pini en Rangers de Talca y Unión La Calera, donde son los controladores, asegurando que ejerce presión en favor de los cementeros.
La noticia creció como bola de nieve en la semana y afecta además al secretario ejecutivo de la corporación, Luis Varas. Los valdivianos afirman que, a través de comunicaciones oficiales, en el uso de su cargo, los apercibió con instrumentos fuera de lugar, sabiendo por su investidura, que Wiemberg mantiene contrato con el equipo de la Primera B. Varas, por olvido, presión o porque está tapado de pega, aún no manda los audios del Consejo de Presidentes, solicitados por Valdivia, en el que se determinó la locura de los promedios 60-40 para las tablas de descenso.
Salazar sostiene que notificó al presidente de la ANFP, Sebastián Moreno. La lógica indica que el timonel de Quilín proporcionó los antecedentes al oficial de cumplimiento de la corporación, Miguel Ángel Valdés, para que iniciara la investigación correspondiente. Iribarne, al parecer, desconoce sus prerrogativas y obligaciones. Solo así se entiende que llamara a un presidente de un club de Primera División para consultar por las condiciones contractuales de un jugador que interesaba a La Calera.
Es un momento complejo para el directorio del fútbol chileno. Los papelones reglamentarios, donde el Consejo de Presidentes no es cómplice pasivo, reflejan un estado de situación severo. En estos días, circuló que Aldo Corradossi, secretario general de la asociación, quien al parecer se encuentra muy distanciado de Sebastián Moreno, habría presentado su renuncia. En los hechos, su nula presencia en los consejos y en las reuniones de la Federación de Fútbol de Chile hace inexplicable que aún permanezca en el cargo.
Sabemos que esta lista al directorio se armó con fórceps. En la mesa conviven intereses variados, pero en esta ocasión la sangre llegó al río, porque un grupo de representantes extranjeros, que gracias a la feble estructura legal de la industria posee dos clubes, intenta actuar con artimañas que pensábamos desterradas desde la administración de Sergio Jadue. En este directorio existen profesionales de prestigio, que por su trayectoria no pueden permitir este tipo de prácticas.
La tarea del oficial de cumplimiento es inminente y necesaria, lo mismo que la fiscalización del Ministerio de Justicia. El Senado también es responsable. Hace más de un año que duerme el proyecto de ley que reforma las sociedades anónimas deportivas, luego de ser despachado por la Cámara de Diputados. Es posible evitar un nuevo colapso, pero se requiere valentía y voluntad política.