Colo Colo presenta su plantel 2020, con el que espera terminar el reinado de Universidad Católica en estas dos temporadas. El otro desafío de los albos apunta a superar la fase de grupos de la Copa Libertadores. El sorteo lo mandó a una zona más tranquila.
En el fútbol sudamericano no existen rivales abordables por decreto, menos en la realidad de los clubes nacionales, pero Jorge Wilstermann y Peñarol hoy son asequibles (lo mismo piensan ellos de los cuadros locales). Atlético Paranaense, a primera vista,es el más duro. Ser quinto en el Brasileirao es un dato incontrarrestable.
La segunda campaña de Mario Salas debiera cambiar la fisonomía del Cacique. La llegada de César Fuentes y Leonardo Valencia bajan la edad promedio de un plantel que sumaba demasiados años. Si a ellos agregamos a Marcos Bolados, Pablo Mouche, Gabriel Costa (a pesar de que no rindió lo esperado en su estreno), Gabriel Suazo, Óscar Opazo, Bryan Véjar, William Alarcón, Carlo Villanueva e Iván Morales, el ritmo y la intensidad se acercarían a la que pregona Mario Salas desde que dirige.
En posiciones específicas, el técnico dispone de futbolistas como Julio Barroso, Juan Manuel Insaurralde, Carlos Carmona, Esteban Paredes y el retorno de Matías Fernández, pero la impresión inicial en 2020 es que Colo Colo jugará con otra dinámica.
La elección del centrodelantero es el tema pendiente. En una de esas aparece mañana en “La Noche Alba”, que a diferencia de sus ediciones iniciales ofrecerá un partido, esta vez ante la selección Preolímpica, que se apresta a viajar a Colombia para buscar su clasificación a Tokio 2020. Los nombres que asomaron en estas semanas no son desconocidos en el fútbol sudamericano. La interrogante es ver cuánto demoran en acomodarse a un esquema que al menos les garantiza protagonismo, porque el sello de Salas es innegable.
El entrenador tendrá que administrar el eventual conflicto que surja por la presencia de Esteban Paredes en la oncena titular. La hinchada y quizás algún sector de la prensa pondrán siempre en primera línea al goleador histórico de los torneos de primera división. La obsesión del zurdo por alcanzar el récord de Carlos Caszely estará en la agenda. El tema es que cerca de los 40 años, el rendimiento baja de manera exponencial. Con el nivel que ofreció en el final de la temporada no es posible competir en la Copa Libertadores, aunque Wilstermann no es una gran valla.
Una situación semejante enfrentará Salas con Matías Fernández. La gente pedirá que el 14 sea de la partida, pero las lesiones que atormentaron sus últimos años son un téngase presente. Los 18 partidos disputados en 2019, ninguno con 90 minutos, son reveladores. En condiciones aportará desde los balones detenidos y la claridad que lo distinguió cuando irrumpió a comienzos de la década pasada. Fernández también contribuirá en el vestuario. Su conducta y profesionalismo tienen que ser el faro que ilumine a los futbolistas jóvenes.
El fútbol chileno necesita muchos Matías Fernández, tipos ejemplares en su comportamiento profesional, que entendieron su oficio desde la responsabilidad y el trabajo.