Alguna vez se describió a Noah Baumbach como una suerte de joven Woody Allen. Quizás porque ambos filmaban en Nueva York y ponían en escena de vida cotidiana a personajes de clase alta, cultos, intelectuales, artistas o muy cerca de serlos. La comparación, sin embargo, no es del todo justa. Si bien Woody Allen desarrolló algunas historias de parejas, pocas veces las hizo de matrimonios (aunque ahí está la estupenda “Maridos y esposas”, de 1992) y rara vez de familias. Su rollo, ahora que puede verse su carrera con más perspectiva, ha estado más cerca de la comedia de costumbres y del retrato de cierta angustia existencial en la línea de su admirado Bergman. Baumbach, ya con 11 largometrajes en el cuerpo, se ha mostrado como un hombre cuyas preocupaciones giran fundamentalmente en torno a las parejas y a lo que pasa cuando arman familias. Y mientras el poder expresivo de Allen viene cayendo consistentemente desde fines de los noventa, el poder de Baumbach —que comenzó a filmar justo por entonces— no hace más que crecer. Hoy, incluso, más que conocerse como un heredero de Woody Allen, Baumbach se considera uno de los precursores del movimiento mumblecore, rama del cine independiente norteamericano que trabaja películas de bajo presupuesto, mucho diálogo y situaciones generalmente realistas.
“Historia de un matrimonio”, hace poco estrenada en streaming, pone en escena a Charlie (Adam Driver) y Nicole (Scarlett Johansson), un matrimonio que ha decidido separarse. Él es director de teatro y ella, actriz y la protagonista de sus montajes. Están en los treinta y tantos, tienen un hijo y si bien han conocido cierto éxito en la escena de Nueva York, su matrimonio ha enfrentado algún tipo de agotamiento que, para los espectadores, en un principio no parece del todo evidente. Pero a medida que veamos el despliegue del divorcio, nos enteraremos de la naturaleza del matrimonio y sus problemas. El título de la película, en ese sentido, es una ironía, o quizá también una buena observación: todo divorcio contiene, en el fondo, una historia matrimonial.
Aunque la película hace los mejores esfuerzos por hacer justicia a ambas partes, al poco andar resulta evidente que es Nicole quien se acomoda más rápido al proceso de divorcio, con decisiones que dan vuelta la vida de Charlie de una manera que él nunca imaginó. En ese sentido, Baumbach parece estar más cercano a Charlie y su calvario. Aunque quizá no es un calvario. Como escribió Scott Tobias en el New York Times, el director hace del divorcio no una ruptura ni un fracaso —de hecho lo hace coincidir con oportunidades económicas para ambos—, sino una suerte de aventura ardua, agitada y que te puede poner en las cuerdas, pero que, sin embargo, premia con nuevos caminos en la vida o, como canta Charlie en ese gran momento cerca del final, nuevas formas de sentirse vivo.
El efecto es finalmente iluminador en dos sentidos. Por una parte, pocas veces hemos visto retratadas con tanto cuidado las tensiones que aparecen en el divorcio, con personajes a los que Baumbach da pleno espacio, como la astuta abogada que Nicole contrata (Laura Dern) o el benévolo profesional que Charlie elige en un principio (un brillante Alan Alda). La riqueza de estos y otros personajes bastaría por sí sola para dar cuenta de la fineza que Baumbach alcanza en “Historia de un matrimonio”. Pero la cinta es iluminadora también en el sentido de que hace del divorcio no una estación terminal, sino una montaña que escalar; al otro lado de la cual hay nuevos territorios posibles de explorar. Baumbach es de la idea, incluso, de que existe la posibilidad de amistad o cariño entre los ex después de la batalla sangrienta. Puede ser. En cualquier caso, “Historia de un matrimonio” hace de un hecho cotidiano, dramático, tratado generalmente en forma de tragedia, una película conmovedora.
Historia de un matrimonio
Dirigida por Noah Baumbach.
Con Adam Driver, Scarlett Johansson y Laura Dern.
Estados Unidos, 2019, 137 minutos.
DRAMA