Son solo cinco episodios de la cuarta temporada, es decir, un ciclo a medias pero que promete regreso en 2020. Más allá de este disfrute interruptus, valga decir que esta es una nueva proeza narrativa de parte de sus creadores, entre ellos, Dan Harmon, ya que el vibrante juego entre complejas estructuras narrativas con ecos en teorías físicas —por ejemplo, la teoría de las cuerdas y la posibilidad de multiuniversos— se cocina mejor con la errática condición humana del demente Rick Sánchez y su nieto Morty Smith. Psicodélica experiencia, esta serie animada para adultos exige 100% atención: sus bromas, rápidas y geniales, se van rápido si uno no las agarra y las explicaciones científicas son casi del todo convincentes. Aunque le falta el gran clímax de otras temporadas, la sola presencia de Elon Musk es un guiño genial. “Rick and Morty” es sobresaliente: versión mejorada y más oscura que “Volver al futuro”, esto no es solo viajes en el tiempo: se trata de viajar por todos los lugares posibles para rozar algo que a Dios gracias acá sobra: aventura pura.
En Netflix.