La rebelión de la chora, de Eduardo Labarca, completa la trilogía que comenzó con Lanza internacional y continuó en Los 50 del Lanza, todas novelas protagonizadas por gente que nos ha hecho famosos en el mundo por la afición a apropiarse de lo ajeno, el gusto de robar, el placer de adueñarse de grandes sumas de dinero, en definitiva, el impulso para echarse al bolsillo lo que no nos pertenece. Pero mientras las dos primeras narraciones nos muestran un universo desconocido, moviéndose el Flecha, como es apodado el héroe, en escenarios extranjeros, Palmenia, la estrella de La rebelión de la chora, actúa en territorio chileno. Tras una breve estadía en la cárcel de Milán, donde se hace amante de Ratana, una tailandesa que le enseña los secretos orientales del masaje, al recuperar la libertad vuelve a las andadas. Tal como su padrastro, el Flecha, Palmenia puede cambiar de apariencia en un dos por tres; luego de apoderarse de joyas, tarjetas de crédito e ingentes cantidades de efectivo, gracias a sus contactos obtiene un pasaporte con el nombre de Macarena Camiroaga y viaja a Suiza para abrir una cuenta corriente secreta.

A continuación, regresa a Santiago y hace frente a una situación indescriptible. Si bien Labarca fecha este libro en octubre de 2019, es evidente que lo escribió antes, por lo que La rebelión de la chora posee visos de anticipación. La nación está sumida en un caos similar al que vemos hoy, aunque esta vez se trata de una visión apocalíptica, tal vez exagerada, quizá a ratos caricaturesca. Hay manifestaciones por cualquier motivo; tenemos huelgas generales que paralizan la producción; las feministas se unen con quienes reivindican la causa mapuche; los estudiantes se toman los establecimientos educacionales; los medios de comunicación, la infraestructura, las sedes de los partidos políticos y reparticiones públicas son atacados; los barrios exclusivos son arrasados por muchedumbres furiosas; en síntesis, el desgobierno, el desbarajuste, la anarquía reinan a placer. Claro, este cuadro es similar a lo que sucede en el presente, aun cuando a Labarca se le pasa un poco la mano en cuanto a pintar una realidad que suena recargada.

Por primera vez en la serie, nuestro autor introduce el elemento político y lo hace con profusión, enumeración de datos, encuestas, discursos enardecidos, proclamas rabiosas y razonamientos de tipo socioeconómico, de modo que La rebelión de la chora es hasta cierto punto, un manifiesto. Gracias a su profesión de masajista, obtenida con certificados y símbolos orientales, Palmenia, mientras reside en la casa de una rica pinochetista, entra al estudio de Pablo Ramis, experto en la disciplina de la relajación corporal. Ahí conoce a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, vale decir, los multimillonarios que tienen a la patria en sus manos. Esto le permite penetrar en sus intimidades, escuchar y grabar cuanto dicen en las sesiones a cargo de Palmenia y, en definitiva, poseer un conocimiento acabado de sus rufianescas maniobras, de sus rivalidades, de las argucias ilícitas que practican a diario e incluso de sus peculiaridades sexuales. Todo ello le será de gran utilidad en su plan maestro, el que, pese a las advertencias del Flecha, engrosará su fortuna a niveles siderales y hará posible que La rebelión de la chora tenga un inesperado desenlace.

Mientras tanto, Palmenia se empeña en alcanzar el que, posiblemente, sea el designio central de su existencia: recobrar a Chanchito, su hijo de cuatro años, a quien tuvo mientras era una niña y fue adoptado fraudulentamente por un cura desalmado, una oficial del Registro Civil corrupta y una pareja próspera que, en principio, darán una buena educación a Serafín, como es bautizado el chico. Con esta finalidad in mente, Palmenia va estrechando el cerco y acude a diario al café donde Zafira, la madre adoptiva y el infante van con frecuencia. La relación con Zafira resulta problemática, porque es una persona noble y de elevados sentimientos, abusada por su marido, enclaustrada en su departamento. Y cae de su propio peso que Palmenia y Zafira terminarán confesándose una a la otra, por lo que el proyecto de Palmenia pende de un delicado balance.

La rebelión de la chora es mucho más de lo que hemos dicho: una crónica de acción, punteada por el empleo constante de diálogos, un espejo donde se refleja nuestra población, desde la más humilde hasta aquella que vive en el lujo y la ostentación, una representación exacerbada de las paradojas que nos rodean y el retrato de las aventuras de una dama incomparable.