C on el término de los campeonatos por decreto, seis fechas antes de cumplirse el calendario oficial en Primera y tres en Primera B, sigue ganando el desorden, que continúa amargando a los afectados, desafiando a la inteligencia mínima y proyectándose como una sombra amenazante sin que se anuncie ninguna renuncia en Quilín.

El primer intento por reanudar el campeonato, detenido desde el comienzo de las protestas sociales de octubre, se dio el 5 de noviembre. El gobierno y la ANFP se mostraban entonces proclives a la reanudación, lo mismo que muchos clubes.

Desde entonces se sucedieron los acuerdos para fijar fechas de reanudación del torneo, todas abortadas por las negativas de la autoridad a brindar protección policial a las reuniones programadas. Así, hubo partidos que se suspendieron a segundos del pitazo inicial, lo que afianzó al Sifup en su negativa a exponer a los futbolistas a circunstancias de riesgo.

Finalmente, como bien se sabe, el Consejo de Presidentes decidió reanudar el campeonato en reunión con el Sifup, algunos capitanes y entrenadores. Eso fue el 1 de noviembre, “día histórico para el fútbol chileno”, en palabras de Sebastián Moreno, el presidente. Fecha de reanudación, el 22 de noviembre.

Pero ese día barristas de la Garra Blanca irrumpen en La Florida deteniendo el partido Unión La Calera-Iquique. El día 26, una mayoría vota por terminar anticipadamente el campeonato, pero no consiguen el quorum por la negativa de 8 clubes.

Ahí parte el lobby de la ANFP, el Sifup y Colo Colo para conseguir que esos clubes “disidentes” cambien su voto. Lo logran y el torneo se da por terminado el 29 de noviembre, decretando que la UC es el campeón, sin ascensos ni descensos en ninguna división, lo que desata la explicable ira de Wanderers, puntero de Primera B.

Al amenazar los porteños con recurrir al TAS, la ANFP se inquieta y hace modificaciones a las modificaciones y decreta el ascenso de Wanderers. Entretanto, la U, penúltima en la tabla, exige un cupo como Chile 4 para la Copa Libertadores. Se decide un partido entre azules y Unión Española que finalmente debe definirse por secretaría. Unión La Calera amenaza con el TAS por ese cupo, ya que la favorece un acuerdo de noviembre. Y entra O'Higgins a exigir un cupo a la Sudamericana, favorecido también por otro acuerdo surgido durante el desgobierno. El segundo ascenso se decreta jugarlo en la cancha entre 9 equipos. ¿Pero no era imposible jugar por falta de garantías?

En el Senado han resuelto revisar un proyecto ya aprobado por los diputados, partiendo desde cero porque en aquella aprobación se cometieron errores. Hubo ahí más decencia que en la ANFP, que cada error lo reemplaza por uno nuevo y peor. A los anarquistas los persiguen en las calles. Error: están en Quilín.