En estos tiempos turbulentos, lo primero es terminar con los mitos urbanos. Universidad de Chile no está en Primera División de yapa, como dijo Luis Baquedano, el gerente general de Unión Española.
Los azules permanecen en la máxima categoría porque la temporada concluyó de manera anticipada y por reglamento ni ellos ni Universidad de Concepción bajaban. El torneo registró un partido completo más (Cobresal-Unión) y uno que duró 67 minutos, entre Unión La Calera y Deportes Iquique.
La U tenía la opción de sumar o mantener el puntaje. Por lo tanto es necesario establecer que a los azules y a los del Campanil nadie los salvó. Es bueno aclarar estos temas. Unión Española es hasta hoy víctima de una mentira. Con frecuencia se sostiene que los hispanos descendieron en 1983 y que la entonces Asociación Central de Fútbol los amparó.
El archivo recuerda que eran 22 equipos en Primera División y bajaban los dos últimos. La Unión fue vigésima, pero en medio del campeonato, surgió la Copa del República, que otorgó como premio evitar el descenso a los semifinalistas. Wanderers lo hizo y por eso, a pesar de ubicarse penúltimo, no descendió. De manera arbitraria y sobrepasando las bases, se dictaminó que los hispanos bajaban por primera vez en su historia. El reclamo ante la Central tuvo eco inmediato. A la Unión la querían mandar al descenso por una aberración jurídica. Audax Italiano fue el gran beneficiado. A pesar de ser último y quedar fuera de las semifinales, se mantuvo en la serie grande.
Son las esquirlas que surgen a partir de las definiciones del Consejo de Presidentes. Después de una semana, luego del grueso error que implicó no dar el ascenso a Wanderers y San Marcos de Arica a la Primera B, los timoneles de Quilín corrigen su torpeza y otorgan el ascenso a caturros y ariqueños. Además, permiten que el segundo ascenso a Primera División se juegue en la cancha, aunque nadie sabe con qué planteles.
La lógica del pato caminando en su máximo esplendor…
Donde aún queda paño por cortar es en la Copa Chile. La U, a través de su presidente, José Luis Navarrete, estuvo por terminar el campeonato, pero sí estaba dispuesto a enfrentarse en las semifinales, cuyo premio es el cuarto cupo a la Copa Libertadores. Una argumentación impresentable.
El otro involucrado, Unión Española, sostiene que le corresponde el cuarto cupo porque tuvo mejor campaña en el torneo que los azules. Agregan los rojos que siempre quisieron jugar y pusieron el estadio Santa Laura a disposición para terminar la temporada. Tampoco es feliz su alegato.
Los rojos desconocen las bases. La Copa Chile pertenece a la federación y no a la ANFP. La liga, en este caso, no debe considerarse, salvo que esté en la norma. Por eso, la petición de Unión La Calera no puede considerarse.
A esta altura, después de todo lo observado, cada día creo más en la necesidad de que la FIFA intervenga el fútbol chileno. La colisión entre la federación y la ANFP, las lamentables decisiones del Consejo de Presidentes, cuyo fin principal es la repartición de los dineros, la oscuridad en la propiedad de los clubes y la carencia de profesionalización en las decisiones, obliga a una cirugía mayor.