Flamengo ganó en forma dramática su segunda Copa Libertadores venciendo a River Plate en los minutos finales del partido jugado en el Monumental de Lima, y el logro del equipo carioca trajo algunas reminiscencias al hincha chileno.
La primera es que se recordó una y otra vez que Flamengo había obtenido su única Libertadores en el lejano 1981, ocasión en la que venciera luego de tres encuentros al inolvidable Cobreloa de Vicente Cantatore, ese que integraban, entre otros, Wirth, Tabilo, Soto, Merello, Jiménez, Alarcón y Olivera. Y al igual que en aquella ocasión, los brasileños tuvieron ahora en sus filas a un goleador decisivo: Gabriel Barbosa —Gabigol— hizo historia ante los argentinos tal como la hiciera Arthur Antunes Coimbra —Zico— ante los loínos.
No terminan ahí las conexiones con Chile.
Resulta que Flamengo el sábado le arrebató a Colo Colo dos marcas que tenía desde 1991, cuando los albos tocaron la cima de América. Ello porque el DT portugués Jorge Jesus acompaña ahora al croata Mirko Jozic en la exclusiva lista de entrenadores europeos que han ganado la Libertadores. Además, Gabigol le quebró el récord a Luis Pérez en una final al convertir dos goles en tres minutos (el chileno hizo los suyos ante Olimpia en cinco).
Claro, todas estas cuestiones parecen un pie forzado —y de verdad lo son— para tratar de ocultar, o al menos disimular, algo que se hizo más que evidente en esta final jugada entre Flamengo y River: tenemos que revivir viejas glorias porque cada vez el fútbol chileno está más lejos de llegar a los niveles requeridos para disputar estas instancias. En todo orden.
En lo futbolístico, claro, es evidente que hay distancias. Porque no se trata solo de que los brasileños y argentinos sean naturalmente mejores dotados para el fútbol que los chilenos (eso se ha dado desde las primeras décadas del siglo XX), sino que sus desarrollos como industria permiten recuperar jugadores de mercados de primera línea como el europeo (en el caso de los brasileños) o, por lo menos, retenerlos por un tiempo para enfrentar como corresponde las competiciones continentales (en el caso de los argentinos).
También es un hecho claro que el crecimiento y evolución de los jugadores que aspiran a ganar una Copa Libertadores debe ser prioritario. Enzo Pérez, volante de River, es un paradigma. A los 33 años, y con recorrido europeo, se transformó de volante ofensivo externo en un gran mediocampista central, demostrando que el aprendizaje no tiene fecha de vencimiento. Para nadie.
Pero no toda la diferencia está en la cancha. También existe un mundo imposible de igualar fuera de ella.
Los entrenadores que llegan a disputar títulos son —o deberían ser siempre— como Jorge Jesus y Marcelo Gallardo. Al portugués se le conoce como el “Maestro de la Táctica” y el “Muñeco” recibe loas desde Europa por su capacidad para encontrar caminos alternativos ante rivales diversos. No es un dogmático.
Ninguno de los dos vende humo. Ni se visten con ropajes ajenos. Ganan y pierden manteniendo siempre los principios generales, pero saben darle más de una vuelta a sus convicciones.
Sí. Por acá estamos lejos de ver cosas así.