La reciente ganadora del Oscar, Olivia Colman, toma la posta para interpretar a la Reina Isabel II en esta tercera temporada de esta perfecta serie. Olivia Colman, grandiosa, contenida, con una mirada demoledora, da vida a una soberana más madura, hiper consciente de su identidad monárquica y cuya faceta pública casi se funde con su vida privada: sin grandes emociones a la vista y una encarnación casi en estado puro del poder. Sin embargo, en una conversación a calzón quitado con el Primer Ministro laborista, Harol Wilson (el extraordinario Jason Watkins) la soberana se queja de su propia personalidad fría y distante.
—Eso es lo que se necesita a veces para ejercer el poder. Alejarse de la histeria— le reconforta este Primer Ministro de izquierdas, que en un comienzo se lleva mal con la soberana pero después forjan una relación casi entrañable. Esta temporada de “The Crown” puede que sea lejos la mejor porque su creador, el genio y escritor de Peter Morgan (el autor del guion de la película “The Queen” de 2016) reinterpreta la segunda mitad del siglo XX desde el punto de vista del poder y el privilegio de la familia real británica. Y al igual que en la película de Stephen Frears donde la genial Helen Mirren hizo de una Isabel II deslumbrante, lo que inunda este glorioso y gran tercer acto es la idea de que pese a los privilegios y la riqueza, las grietas y fracturas se agigantan dentro de este centro enorme del poder como un castigo divino por tanto poder.
Los cables a tierra como un aluvión en una villa que se lleva las vidas de más de cien niños, por ejemplo, son parte de la marcada línea editorial de esta maravilla que en ningún caso glorifica reyes ni privilegios, simplemente los juzga con la caligrafía de un storytelling excepcional y cuyos pilares son los de díscolos de la familia real: la madre monja, “loca” y díscola del Príncipe Felipe, por ejemplo, hace un excelente tándem con la Princesa Margarita que encarna tan bien Helena Bonham Carter. O el mismo Príncipe Carlos, sufriendo por el amor no correspondido de Camila y un affaire mal visto por la familia real.
“The Crown” en su tercera temporada está insuperable porque sus personajes no solo son los que se atreven a tomar el fierro caliente de la Historia. Además, las secuencias del making of de la soberanía hacen reflexionar sobre la importancia de la ética en la administración del poder en estos días de crisis.
Tercera temporada, disponible en Netflix desde el domingo 17.