No estaba en los cálculos un cambio en el Ministerio del Deporte. La exsecretaria de estado Pauline Kantor construyó un buen perfil público en su segundo año de gestión. La periodista tomó como bandera el rendimiento del deporte nacional en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y apostó por una agresiva presencia en los medios. Los ciudadanos comunes y corrientes, al igual que un buen número de deportistas de alto rendimiento, creyeron en su mensaje. Al menos ese fue el registro de las redes sociales y las secciones periodísticas especializadas.
Esto demuestra que la construcción mediática genera realidades. En estas páginas se relató de manera pormenorizada, desde el año pasado, los serios conflictos entre Kantor y el mundo federado, al igual que con Panam Sport, la máxima instancia del deporte continental. A no dudarlo, la peor relación entre el mundo público y el olimpismo desde el retorno de la democracia. Si a eso sumamos la definición de la corporación Santiago 2023, encargada de la organización de los Panamericanos en nuestra capital, donde los interlocutores que detentan la representación internacional fueron ignorados, al igual que la organización que preside Neven Ilic, es evidente que las aguas no estaban quietas.
El fuerte acento que posee el Estado en nuestro orden deportivo explica la errada creencia de los deportistas, quienes entienden que el Mindep y en consecuencia el Instituto Nacional de Deporte (IND) son los encargados de velar por su desarrollo. Acaso por la historia de los últimos 30 años o una tradición, los atletas olvidan que sus carreras y mejoría dependen de sus federaciones y del COCh. La estructura estatal posee obligaciones mayores, donde el vínculo con los municipios, la infraestructura y la actividad física y recreativa obligan a buena parte de su atención.
El arribo de Cecilia Pérez a la cartera de Deportes provocó cuestionamientos por una razón de sentido común: pasar de un ministerio “grande”, como la Secretaría General de Gobierno, a uno sectorial y de escaso peso político, como el de Deportes, no sonó bien. Instalada en su cargo, la exvocera y exintendenta enfrenta una tarea potente: restañar las heridas (vieja frase de Julio Martínez) con el COCh, su socio fundamental.
En su primera intervención abrió una puerta, al afirmar que espera reunirse pronto con todas las federaciones, en una muestra de oficio que muchas veces se extrañó. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son una estación gigantesca en el camino a los Panamericanos de Santiago. Es ineludible una cohesión técnica entre el Mindep, el IND y el COCh. Los juegos escolares, los binacionales y los nacionales no sirven sin la mirada técnica de las federaciones y el Plan Olímpico. También es imperativa una mayor supervigilancia del ministerio sobre el fútbol profesional.
El proyecto que busca reformular las sociedades anónimas deportivas duerme en el Senado, luego de ser aprobado hace más de un año en la cámara de Diputados. A muchos clubes y a la ANFP no les gustó, pero es en la segunda instancia donde su voz dispondrá de un nuevo espacio para corregir un sistema que cumplió un ciclo.
La cancha está pesada, pero la pelota aún da bote.