Qué difícil escribir una columna esta semana. Siempre trato de regalarles alguna idea divertida, uno que otro giro gracioso.
Pero ahora no me sale. Me siento desmoralizado. Que no es lo mismo que ser inmoral, por si acaso.
Pero como no quería dejar de cumplir mi deber de escribirles la columna, traté de al menos hacer el ejercicio de ver el vaso medio lleno de esta crisis. Siempre he sido un optimista patológico —ustedes lo saben, nos conocemos hace años— y conozco la metodología para no deprimirse: es buscar la parte medio llena del vaso.
Esto es lo que me resultó del ejercicio:
—Creo que cuando pase todo, nuestro país quedará con un número inferior de parlamentarios del que tenemos hoy. No sé por qué, pero eso me hace sentir alivio.
—Me sube el ánimo también la certeza de que voy a pagar menos en contribuciones y en cuentas de servicios básicos; que ya no gastaré en tag, ni en bencina, ni en estacionamiento; ni en restaurantes, ni en TV cable; ya no tendré que hacer esas colas terribles en los aeropuertos. Es que decidí vender la casa y comprar un departamento chico en Ñuñoa (que tiene tanta onda); también el auto; no saldré más a comer; no volveré a ver televisión (esta semana lo hice y casi me intoxico), y no viajaré fuera de Chile. Esto, por decisión personal, porque hay que saber leer lo que está pasando. Pero también porque voy a ser más pobre. Voy a trabajar menos (es obvio que se va a aprobar el proyecto de 40 horas), pero también voy a ganar menos, porque no existe manera de ganar lo mismo trabajando menos, aunque a uno le digan lo contrario.
—Encuentro bueno que se me haya alivianado mucho el WhatsApp. Gracias a toda la gente que se ha “salido del grupo” en estos días después de las roscas que se han armado entre partidarios y detractores de las protestas. En un grupo me quedé solo. Y ni alcancé a opinar. Pero luego me entretuve mirando lo que hablaban y no pude creer que hubiésemos ido todos al mismo colegio. Eran alienígenas en guerra contra terrícolas.
—Creo que yo y mucha gente nos vamos ahorrar mucha plata en entradas para Lollapalooza. Me parece que la misma experiencia se vive cualquier día en las calles de Santiago… gratis. Eso suena bien.
—Me ilusiona la idea de que por fin podré adelgazar. Como no tendré auto, dependeré mucho más que ahora del metro para desplazarme a todos lados. Pero como se va a demorar un año en recuperar su capacidad operativa plena, y hay tramos que voy a tener que caminar, tendré mucho tiempo para ponerme en forma.
—Y lo otro bueno es que ya tengo candidato para la próxima elección parlamentaria. No les voy a decir quién es, por cierto. Solo daré una pista. Para ser candidato tendría que irse a retiro antes de las elecciones. A menos que lo nombren comandante en jefe.
Como ven, aún en los momentos más complejos uno puede ver una luz al final del túnel. Les recomiendo hacer lo mismo.