Señor Director:

Ante las movilizaciones sociales de estos últimos días, nuestra clase política y empresarial dice haberse dado cuenta —pidiendo un perdón tardío e impune— que en la base de ellas están las brutales desigualdades e inequidades sociales que existen en el país, así como los abusos y discriminaciones que a diario sufre la gente.

Ojalá se den cuenta —oportunamente— de que la cuna de esas desigualdades e inequidades está en los ambientes de pobreza, marginalidad, exclusión y faltos de oportunidades y esperanzas en que viven 1,2 millones de niños y niñas en nuestro país, y en la pésima calidad de la educación pública parvularia y escolar que reciben. Ellos han sido los huachos, el vagón de cola de las políticas de Hacienda y de Educación.

Hay que erradicar la pobreza infantil ahora, ya. Con metas, acciones y plazos concretos, y destinando a ello el 2% del PIB anual, a como dé lugar, para poner en práctica un “Plan Marshall” integral, en lo educacional, cultural, artístico, deportivo, salud, transporte, vivienda, alimentación, recreación, etcétera. Para que se entienda, que los niños y niñas pobres tengan las mismas oportunidades y “privilegios” que los hijos de nuestra clase política y empresarial.

Hoy, como niños, no tienen influencia política, electoral, social ni mediática, todavía; pero mañana a “no rasgar vestiduras”, cuando ya jóvenes y adultos la hagan notar con rabia, amargura, resentimiento y violencia, si no es que ya lo están haciendo notar de esa manera.

Víctor Pérez Vera
Exrector
Universidad de Chile