Algún día te mostraré el desierto, subtitulado “Diario de paternidad”, de Renato Cisneros (1976), es exactamente lo que ese subtítulo indica, aunque el libro no esté escrito según el método con que se componen los diarios de vida, la correspondencia o los textos que cuentan hazañas de gente famosa o desconocida.
Algún día te mostraré... aspira al estatuto de novela, sea lo que sea que esta palabra signifique en el presente, como fruto de eso que se ha dado en llamar posmodernidad. Aun así, es arduo calificarla, dado el estilo nebuloso del autor que consiste más en un conjunto de divagaciones que en una trama prosística. En verdad, estamos ante un tomo inclasificable, lo que hoy puede estimarse una ventaja o bien resultar confuso. En suma,
Algún día te mostraré..., aun cuando tiene pasajes logrados, es difícil de criticar por no decir que a veces produce algo cercano a la irritación.
Algún día te mostraré..., entonces, no es una ficción y para aclarar las cosas diremos que se trata de un relato autobiográfico. El protagonista no es otro que el mismo Cisneros y por si cupiera alguna duda se llama Renato. Según la información que nos proporciona, todo su corpus anterior está concebido desde el yo. Ello, desde luego, nada tiene de reprochable y se aplica a cualquiera que desee ver publicado algún título suyo, trátese de un estadista, un militar glorioso o un ciudadano a pie. Tampoco es censurable meter a toda la parentela, los amigos, los conocidos en cuanto volumen a uno se le ocurra concebir. El dilema es otro y para no caer en latas disquisiciones, diremos que se trata del tema o los temas que ocupan y han ocupado a los escritores desde que existe la literatura. Y esto sí que es de suma importancia porque si bien es cierto que nadie tiene derecho a imponer determinados tópicos, no es menos cierto que cada lector posee la libertad de elegir aquello que encuentre atractivo. Lamentablemente,
Algún día te mostraré... dista de ser apasionante y puede llegar a ser banal.
Renato es un joven ya maduro, que ha entrado en la cuarentena, que ha estudiado varias carreras, optando finalmente por el periodismo, y muy aficionado a las fiestas, a los bailoteos, al estimulante ambiente nocturno de Lima. Por ningún motivo quiere casarse ni formar una familia: “Un episodio vivido más de quince años atrás con una chica lo ilustra bien”. Cisneros tiene el buen gusto de dejar el nombre de la joven en el aire, puesto que un día no tomó precauciones y la sola posibilidad de haberla dejado embarazada lo aterroriza. La situación cambia de manera radical cuando conoce a Natalia, en esa época estudiante de Medicina, quien le expone sus posiciones con absoluta claridad, vale decir, nada de salir por salir, pasarlo bien como filosofía ni andar correteando de aquí para allá. Renato cae rendido, se casan por todas las leyes y parten a Madrid, donde ella seguirá cursos de posgrado y él se dedicará a la escritura. Por si fuera poco, Natalia consigue lo imposible, o sea, que Renato quiera ser padre. Hasta esas fechas, a nuestro protagonista la simple idea de la paternidad le era intolerable, casi repugnante. Pero cuando Natalia queda embarazada su mundo se vuelve patas arriba. Las sucesivas ecografías nos son descritas en minucioso detalle; el alhajamiento de la pieza destinada a la niña llena páginas enteras; los juguetes que le compran o les regalan poseen todos los nombres imaginables, casi siempre basados en la cultura popular; los amables argumentos sobre el nombre con el que la bautizarán repletan las conversaciones entre Natalia y Renato; en fin, la alimentación, la lactancia, los cambios de pañales, la búsqueda de información en manuales de autoayuda o en internet y muchas cuestiones semejantes constituyen la esencia de
Algún día te mostraré...
Por supuesto, lo anterior podría haber sido interesantísimo, además de muy original: es poco frecuente basar una narración así desde el punto de vista masculino. Sin embargo, fuera de una que otra consideración de tipo político o social, el conjunto de la crónica se detiene en aspectos que, por llamarlos de una forma amable, son prescindibles o por decirlo con crudeza, reflejan trivialidades. Con todo, hay aciertos inesperados en
Algún día te mostraré... Uno de ellos se presenta cuando Renato reflexiona acerca de la relación que algunos maestros consagrados han tenido con sus hijos y desfilan los casos de Óscar Wilde, James Joyce, Scott Fitzgerald o J. G. Ballard. No obstante, tales cavilaciones no abundan, por lo que estamos frente a un ejemplar problemático.
Algún día te mostraré el desierto
Renato Cisneros
Editorial Alfaguara, Santiago, 2019, 247 páginas.
$12.000
Novela